Duelo interpretativo entre Jonathan
Price, como el Papa Francisco y Anthony Hopkins, como el Papa Benedicto. La
película se adentra en las entrañas del papado para explorar la intimidad de
sus dirigentes, la soledad, la responsabilidad, los miedos, la humanidad de los
jefes de la Iglesia. Contrapone a dos dirigentes en un principio antagónicos, a
los que les une su fe en un mismo Dios y su conciencia de no poder desoír los
mandatos divinos y a los que separan grandes diferencias en sus planteamientos
y su visión de la Iglesia.
La película arranca en el Vaticano con
la fumata blanca que lleva al poder a Benedicto XVI para continuar siguiendo a
Jorge Bergoglio, el cardenal argentino que pretende renunciar a su puesto de
cardenal para poder dedicarse en cuerpo y alma a sus feligreses. El encuentro
secreto entre ambos mandatarios, nos llevará a conocerlos y a recomponer su
pasado, especialmente, el muy polémico de Bergoglio durante los tiempos de la
dictadura militar, cuando era el padre general de la Compañía de Jesús en
Argentina y se le acusaba de colaboracionismo con los generales.
Buen guion y soberbias interpretaciones de los dos protagonistas.