Acercamiento a la tragedia que en el
año 2000 sufrió la tripulación del submarino nuclear ruso Kursk, chirría desde
el principio el no oír hablar en ruso, la película está rodada en inglés con
actores que nada tienen de eslavos. El director belga opta por un acercamiento
al tema poco arriesgado desde el punto de vista de la denuncia de lo ocurrido,
el presidente Putin no aparece ni nombrado; sí es verdad que traza una leve
descripción de la decadencia del poderío militar ruso en aquellos momentos,
pero es muy suave. Se centra más en el drama humano y ahí es donde cobra más
valor la historia, aunque peque de recrear una camaradería heroica entre los
supervivientes a la espera de ser rescatados, es capaz de crear tensión y
mantenernos interesados.