Michael Moore ataca nuevamente, esta
vez para dar un repaso al sistema político de los EEUU. La película se inicia
con la noche electoral de noviembre de 2016, su documental nos muestra la
alegría de los demócratas ante la anunciada goleada de Hillary y el silencio
que acompañaba a los seguidores de Trump; a partir de ahí empieza el análisis
de lo que ocurrió y nos presenta una desoladora situación, no deja títere con
cabeza; el sistema no funciona y la realidad de muchos estadounidenses es
mísera. Nos lleva a la ciudad de Flint, en Michigan, una de las más pobres del
país, con una mayoría de población negra que está siendo envenenada con una
campaña de exterminio urdida por el gobernador, íntimo de Trump. Revisamos los
actos terroristas internos de la matanza de escolares en Florida, el movimiento
de los profesores de Virginia que acaba propagándose por la nación, el resurgir
de políticos independientes que aspiran a transformar la situación, pero el
gigante es demasiado poderoso. La película resulta a veces complicada por las
continuas referencias a políticas locales que desconocemos, pero el mensaje es
claro y aterrador. Las similitudes entre el fascismo y el gobierno actual dan
mucho miedo. Aunque pueda parecer un payaso grotesco, Trump es inmensamente
poderoso, misógino, racista y seguro de sí; te revuelve las tripas verlo, a él
y a sus secuaces. ¿Será capaz el país de reconducirse hacia la defensa de la
democracia y los derechos civiles? Sales del cine con pocas esperanzas.