El asunto que relata es interesante, hacer una revisión de tu vida cuando llegas a los cincuenta. Lo que planeabas, lo que eres, las aspiraciones dejadas, las ilusiones frustradas... Pero la forma de relatarlo es desastrosa. El propio director es el guionista y podía habérselo dejado a otro más capacitado. Exagera tanto la visión negativa (no justificada) del protagonista que lo convierte en un tipo ridículo. Todos sus amigos de universidad son famosos y riquísimos menos él, que era el mejor y que ha acabado fundando una ONG (tiene guasa) de la que reniega en el fondo. Es el típico trauma yankee del fracasado (herencia calvinista) llevado a un extremo tan patético que produce vergüenza. A pesar del gancho de Ben Stiller, no durará. De hecho estábamos tres en la sala.
Lo que opina Ana:
Emilio aguantó a duras penas este
bodrio típicamente yanqui. Un guión cargado de palabrería aburrida y unas
situaciones que casi levantan sarpullido por lo ridículas. ¡Lo peor es que
tiene intenciones de comedia con mensaje!
