sábado, 27 de enero de 2018

Molly's Game. Dir. Aaron Sorkin

Siendo un guión de Sorkin (ahora también director) no podía ser cualquier cosa, tiene que sorprender, tener dinamismo, ser atrevido y buscar frases que dejen huella de su brillantez (de eso se quejaba Boyero, y la comparaba a "Tres anuncios...". No es lo mismo, ni de lejos). Es demasiado larga innecesariamente, pero lo peor es el final. La secuencia del reencuentro entre padre e hija en la pista de patinaje es tan tonta que echa por tierra la construcción anterior del personaje protagonista interpretado por Jessica Chastain.
Se basa en un libro escrito por la propia persona que vivió estos sucesos, pero incluso aunque sea así, en un ambiente tan voraz y provocativo que el sexo no forme parte de la historia parece mojicatería o puritanismo. Con las tres estrellas de Metrópolis va más que sobrada.
Lo que opina Ana:
Basada en la historia real de Molly Bloom, en el libro que ella misma decidió escribir para contar su historia. Una historia que corretea de atrás para adelante en continuos flashback que introducen fogonazos en el pasado de la protagonista para intentar que el espectador comprenda los principales rasgos de su personalidad. La historia de su aventura empresarial como organizadora de partidas multimillonarias de póker resulta cansina, confusa, aunque lo más delirante es el  final feliz, especialmente en lo que concierne al reencuentro con el padre.