Cine político, entremezclado con una trama familiar. En "Las Confesiones", de Roberto Andò, con Toni Servillo como monje cartujo, altos responsables económicos se reunían en un hotel y allí se proponían diseñar a su antojo el mapa económico mundial. Aquí son políticos latioamericanos, están en un hotel de una estación de invierno en Chile y se proponen controlar el gran sueño de todos los países, ser el dueño del petróleo. En este hotel, en las habitaciones y en sus salones se fraguan los acuerdos y las traiciones. Esto es lo que quiere destacar la película: lo oculto y corrupto que inevitablemente tiene la política internacional. El otro aspecto en el que se fija en director es en el historial mafioso y sospechoso de estos personajes. En concreto del representado por Ricardo Darín, como presidente de Argentina. Desgraciadamente no funciona este propósito de denuncia ni le ayuda la cuestión familiar, casi al contrario. Resulta ser una película desequilibrada, que quería ser algo grande y se queda en una urdimbre de poca relevancia.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Si no llega a ser porque Darín, con su
presencia, revive cualquier pantalla, me habría aburrido soberanamente. Las dos
historias paralelas que se plantean no tienen fuste, todo es demasiado obvio,
la intriga política no resulta intrigante. Una vez más se nos dice que los
políticos no son más que marionetas sin principios, pero para eso no hace falta
tanta vuelta de tuerca, tanto paisaje alpino con curvas, esas metáforas
visuales son demasiado obvias y la música que las acompaña casi levanta dolor
de cabeza.