Los inicios de las películas de Álex de la Iglesia suelen ser espectaculares, en el sentido de la palabra espectáculo y por su dinamismo. Aquí pasa lo mismo. La cámara va pasando de personaje a personaje en una especie de plano secuencia y en pocos trazos pero precisos quedan retratados a través de sus conversaciones y actitudes. Hasta que entran en el bar. En este segundo escenario se ralentiza la acción forzosamente y gana en intensidad. El tercer escenario es el sótano. Aquí el dramatismo es la pauta, y todavía más abajo la historia se traslada a las cloacas y alcantarillas. y aquí creo que comete un error. Es mucho tiempo el que pasa la película en este escenario y la situación está diseñada y exprimida. Se alarga demasiado su resolución. Finalmente, a la calle otra vez, en un plano aéreo de una Blanca Suárez, exhausta y sensual. Buen final. El otro problema que veo, importante, es el del personaje del mendigo. No tiene el perfil que merece. Es tosco para lo que dice y su transformación posterior no tiene matices. Le falta contorno a esta pieza clave. De todas formas, es una película entretenida con momentos de gran cine.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
La sala Berlanga me dio la oportunidad
de ver en pantalla grande esta película de Álex de la Iglesia que me perdí
cuando la estrenaron, no sé bien cuál fue la razón. En sesión doble, pasamos la
tarde en el cine entre el Bar y Tierra Hostil, la verdad que dos películas que
confluyen en cuanto al concepto de territorio hostil.
Tiene un arranque potente, marchamo de
su director. Va moviendo los hilos para crear el espacio en el que va a
encerrar a sus “criaturas” y a desarrollar una trama que aparenta ser una
comedia pero que pronto mostrará un lado mucho más tenebroso. Consigue un
trabajo coral de sus actores extraordinario, algunos están sobresalientes, como
la gran Terele Pávez que aquí nos dejó su última actuación magistral. Como en todas sus películas, se puede
disfrutar de algunos excelentes momentos de humor negro.