Primer fin de semana de proyección y cine lleno. Buena cosa. A mi me gustó más lo pequeño que lo grande: las larvas de mariposa disimuladas de larvas de hormiga, el parto de la víbora en su guarida, la culebra y el sapo, las droseras carnívoras, las arañas cortejadoras, los urogallos encelados, el mirlo nadador, el armiño saltarín...
Creo que no tiene la emoción de otras películas de naturaleza, que tampoco encuentra el tono narrativo, entre engolado y cotidiano y que el espacio es a fin de cuentas un espacio humanizado y eso hace más pequeños, más accesibles, más comunes estos territorios. No da o no consigue la sensación de grandeza de las tierras salvajes.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
A pesar de que el tema y los
“personajes” son épicos de por sí, qué decir de los saltos de los salmones remontando
los ríos, del paso de “oruga a mujer”, o de la salida a cuerpo gentil de un armiño, el relato no consigue salir del
clasicismo de un documental sobre la
naturaleza, me resulta encorsetado y no consigue conmoverme, aunque sí
informarme y documentarme sobre la apasionada vida que se esconde en los
bosques de la cordillera cantábrica.