Jonás Trueba hace un cine especial muy vinculado al cine francés del estilo de Rohmer, sin la aspiración de reflejar comportamientos, más bien trabaja con los sentimientos.
Hace sus guiones concienzudamente, aunque parezcan fortuitos e improvisados, con un vuelo poético y literario que a veces convierte algunas escenas en relatos cursis. En esta película dice que lo ha medido todo, que todo tenía que encajar según el riguroso plan previsto; y sin embargo, la alarga demasiado en determinadas secuencias, la del bar chino del principio, la del concierto, la de los chicos quinceañeros al final, incluso.
Es una película triste. Muestra lo irrealizable de los sueños primitivos, el fracaso de los amores soñados, la incapacidad de hacer retroceder el tiempo, los sentimientos sin curación.
Descubrí al cantante Rafael Barrio. Suena bien. La película se ve, es honesta, muestra lo que quiere el director sin trampas. Madrid es protagonista total.
Lo que opina Ana:
La película sigue el estilo que caracteriza a su director y guionista, mucha palabra, planos descriptivos de los personajes, aparente falta de un guión cerrado, da la impresión de que el guión se va escribiendo a medida que avanza el rodaje. Sus personajes representan las tribulaciones de sus coetáneos, gentes en la primera treintena con unas relaciones propias, aún así no es exclusiva, todos podemos caber en sus pensamientos y entender sus sentires, en el fondo late una disertación sobre el paso del tiempo y los cambios que produce en las relaciones amorosas, algo que no es privativo de ninguna generación, si no una realidad universal. Jonás Trueba escoge además sus lugares de Madrid, la Latina, la zona baja del Viaducto, Malasaña, como escenario repetitivo y sentimental por el que se mueven sus actores. A mí me gusta este ritmo “francés” en el que parece no pasar nada, pero pasa.
Sin embargo, la película es demasiado larga y a veces se adormece, y no entiendes cómo va a ponerle fin y cuánto tardará en hacerlo. Podríamos decir que está dividida en tres tiempos y que los dos últimos encajan un poco forzados.
Me enteré por Carmen de la Flor que el actor protagonista, Francesco Carril con el que ya había trabajado en su anterior película, “Los Ilusos”, es hijo de su compañera de italiano Chiara Baglini, ¡así hablaba el mozo italiano en la película anterior!