Lo que opina Ana:
Se trata de un
proyecto utópico, el de acercarse a miles de individuos a lo largo del planeta
para tratar de encontrar respuestas a las preguntas básicas de la humanidad y
con ellas presentarnos la realidad de que un mundo mejor es posible ya que en
esencia el hombre es bueno, sólo hay que darle la oportunidad de demostrarlo.
Se trata de un extraño documental en el que se da la palabra a gente en
general pobre, cargada de sabiduría popular.
Sirve como estudio antropológico, viene a demostrar que en esencia somos todos
iguales, tenemos los mismos miedos y las mismas alegrías, aunque la desigualdad
haga que existan abismos de injusticia convertidos en simas abisales.
El desarrollo
argumental se hace a través de tres elementos, el primero es el de dar voz a
los que no la tienen, los protagonistas de esta película son desconocidos, a
excepción del presidente uruguayo, José Mújica, siempre cercano a los
desposeídos. Así, se van intercalando cientos de retratos, siempre en primerísimos
planos, la mayoría toma la palabra que se las ha ofrecido y expresa sus
sentires. El segundo elemento es el de conectar esas individualidades con
maravillosas imágenes del planeta, en el que a veces aparecen colectivos
humanos, cuando lo hacen suelen ser multitudes apiñadas con gran plasticidad ,
el tercer elemento conductor es la música, que siempre acompaña a los
espectaculares paisajes, es su voz frente a la de los retratos que tienen la
suya propia.
La fotografía es
magnética, todo está medido, cada retrato, cada imagen. A mí me molesta a
veces, no en los retratos, que la óptica
sea demasiado cerrada, que no me deje ver
lo que hay detrás, me produce cierta claustrofobia, me ahogan algunas de
sus visiones, quizá lo pretenda. La música también me estorba en algunos
momentos.
Llena de belleza, pero
es demasiado larga, le falta centrarse, divaga demasiado. El mensaje está
enviado, a nosotros nos queda la tarea de meditar sobre lo que nos acaban de
contar.
Emilio: escribían en la Guía del Ocio que si no hubiera un Arthus-Bertrand habría que inventarlo. Es un director con una amplía carrera de documentalista (por ejemplo "Terra"). Recomiendo la película y espero que dure en la cartelera, aunque sea en una sola sesión en un solo cine, como ahora.
Las imágenes son todas impresionantes. Paisajes y hombres en espacios diversos. No queda más que estar atentos a esa sorprendente gama de colores, de texturas, de geometrías. En definitiva la naturaleza y la vida. La otra parte de la película son los testimonios. Personas de todos los continentes en un primerísimo plano sobre fondo negro se dirigen a nosotros contándonos parte de su vida o de las circunstancias en las que viven. En esto Arthus-Bertrand peca de ambicioso. Son muchas cosas las que se ponen en cuestión, Creo que habría que delimitar un campo de reflexión más cerrado y profundizar en él. Pero es una opinión. Lo dicho, no se la pierdan.