Una película islandesa, y, claro, tiene su toque especial. Es una película urbana, sólo interviene el aspecto geográfico en las tormentas de nieve y el frío que ocasionalmente aparecen en pantalla, pero el ambiente gélido, un poco sórdido y depresivo recorre toda la historia,que, sin embargo, es esperanzadora y con un fuerte contenido humanitario. Tiene la virtud de mantener un tono constante, no precipitarse al abismo (el riesgo de que la relación con la niña cambiara de registro me intranquilizó mucho tiempo) ni con finales felices artificiales.
Bien interpretada, Gunnar Jónsson (Fusi) ha recibido varios premios, y bien contada, utilizando los recursos que el cine proporciona: escenas que se encadenan sin ser continuas en el tiempo, pero perfectamente unidas unas con otras.
Era miércoles, la sala estaba llena. Merece la pena.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Una historia mínima sobre gente
fronteriza, no exactamente marginal, pero sí alejada del éxito, apartada de la sociedad por no
encuadrarse en sus estándares.
Con un ritmo detenido y una gran
interpretación por parte del protagonista, Gunnar Jónsson, el director va
perfilando su historia. Nos amenaza con tragedias que no llegan a estallar, nos
pone en el filo del abismo, para acabar
amansando las aguas y reconducir la historia por senderos sosegados, como tiene
que ser.