Esta película se hace un poco larga (105 min.) y no entiendes bien lo que sucede. Se ha destacado el aspecto estético, pero incluso en eso la supera "The Grandmaster", de Wong Kar-Wai. La reconstrucción de escenarios, vestimentas y costumbres es algo que preocupa especialmente a este director, y no tanto los saltos y acrobacias del género "wuxia".
A pesar de todo, a mi me entretuvo, aunque fuera por los encuadres, colores (empieza en blanco y negro) y composición de coreografías, pero de ahí a recibir el premio a la mejor dirección en Cannes 2015 me parece exagerado. Lo que sí está claro es que no hay lugar más distante del que refleja la película, la China del siglo IX, que la China del siglo XXI. Los chinos de hoy, los que conocemos, parecen australopitecus al lado de sus antepasados.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Un bodrio de película, con
pretensiones esteticistas. Una historia confusa, sin ritmo, llena de
concesiones preciosistas, empalagosas, aunque algunos de los planos
paisajísticos podrían servir para una buena exposición fotográfica. Me dormí
bastante rato arropada por el calorcito de la sala. No me perdí nada.