sábado, 12 de diciembre de 2015

Nadie quiere la noche. Dirª Isabel Coixet

La película de Isabel Coixet es arriesgada. Relata una aventura en condiciones extremas y hay que reconocerle que consigue trasmitir esa sensación de estar en el límite de la supervivencia. La expedición de Peary en la que se alcanzó el Polo Norte por primera vez (que en la película esta fechado en 1908 y en realidad sucedió en 1909, el 6 de abril) es el pretexto para presentarnos a su mujer, Josephine Peary (Juliette Binoche), y su carácter y determinación indomables frente a cualquier adversidad, con tal de estar al lado de su marido en esos momentos. Nieves perpetuas, ventiscas y tormentas cegadoras, fríos inhumanos y seguir, seguir hacia el norte. Esa es la primera parte, la que más han alabado los críticos. Luego la espera cuando ya  ha llegado la noche continua y el sol "duerme". Si fuera cierta la relación entre esta mujer aristocrática y engreída y la esquimal casi salvaje sería una historia increíble, sino lo fue, estamos en el cine, nos la imaginamos. En esta segunda parte son las relaciones humanas, el sacrificio y el reconocimiento de lo extraño lo que importa. Tal vez esté un poco forzado este contraste y no sea fácilmente asimilable encontrar en esas latitudes y en esas condiciones a una mujer tan exageradamente distinguida. Pero merece la pena ir al cine y reconocer el esfuerzo de Isabel Coixet.
Lo que opina Ana:
Después de la floja “Aprendiendo a conducir”, me costaba volver a ver una película de la Coixet, pero me alegro de haber vencido  mis recelos, esta vez ha conseguido volverme a emocionar con una historia sorprendente, en la que se mezclan la aventura y las emociones en medio de una naturaleza hostil y agresiva. Está basada en personajes reales, aunque no lo es la historia en sí misma, están cargadas las tintas, la relación entre esas dos mujeres no fue así en la realidad, pero como argumento de película es estupendo.
Josephine Peary, acomodada esposa del explorador del ártico Robert Peary, fue una adelantada a su época, realizando proezas que ninguna otra mujer occidental había llevado a cabo hasta entonces, la pasión por la aventura era la base de ese matrimonio amante de las heladas tierras del Norte, siempre en busca de alcanzar el Polo, hasta lograrlo.

La historia se centra en ella, en su espíritu aventurero y luego en el descubrimiento de la amante esquimal de su marido. Esos temas apasionados, son uno de los platos fuertes de la Coixet y sabe sacarles partido.