domingo, 26 de abril de 2015

Regreso a Ítaca, de Laurent Cantet

Es curioso que haya sido un director francés el que, como si fuera cubano, se haya atrevido a poner en imágenes la historia de una derrota, la devastación. Es duro este regreso a Ítaca porque es poner delante de nosotros los colgajos de una ilusión, Tal vez toda utopía tenga que terminar así, pero duele. Nada que reprochar a los actores y a la puesta en escena, viva y creciendo en intensidad sin salir del espacio primero, una terraza cubana desde la que se ve el ajetreo de La Habana, su mar y sus vecinos. Tal vez sea un poco forzada su historia final, pero no le resta valor, sentido y valentía a esta película.
Lo que opina Ana:
Durante 95’ los espectadores asistimos en una azotea desconchada de la Habana, con vistas panorámicas de la ciudad, al reencuentro de cinco viejos amigos de juventud, que rememoran su historia, con recelos y añoranza, guardando todos ellos algún resquemor, alguna hiel que emponzoña su relación. El motivo, es el regreso tras 18 años de exilio en España, de uno de ellos. La historia tiene un hilo musical conductor, canciones de ese pasado irrecuperable que evocan algo que no puede volver. Con un escenario inmóvil, la terraza y sus vistas de la Habana, el director pasa revista a la situación de Cuba y nos escupe a la cara el fracaso de una revolución que se llevó por delante los sueños de muchos cubanos y que en la actualidad se desintegra y camina hacia un futuro incierto.  Contada con acierto, manteniendo el ritmo, jugando con los planos, llegando al final a un relato totalmente intimista con la utilización de planos psicológicos que desnudan el alma de los personajes. Curioso que sea un proyecto francés, de un  director francés, el que diseccione en español y con actores cubanos esta realidad.