Lo que opina Ana:
La película plantea el eterno dilema
entre ciencia y Dios, comienza con interés, pero pronto lo pierde. Los
personajes no tienen consistencia, sabemos que son intelectuales o científicos
porque llevan una bata blanca y trabajan en un laboratorio, pero en este caso
el hábito no hace al monje. La aguanto sin más y me da igual el enrevesado
mensaje que esconde.
Emilio: Mejor película en el Festival de Sitges.
Nos invitaron los cines Renoir al preestreno. Un joven científico un poco naïf se pasa la vida haciendo fotos de ojos humanos para descubrir sus variedades y peculiaridades, hasta que encuentra los de una mujer misteriosa. Por los ojos empieza una historia de amor que plantea, además, un dilema: la razón contra lo que no abarca ésta, el espíritu de lo intangible, lo que se siente, no lo que se ve. La tesis, profundamente conservadora como señala Jordi Costa, es que lo creado responde a una concepción y que cualquier estudio científico que lo altere, pone en riesgo ese mismo mundo. Como asunto de fondo de una película podría ser interesante, pero con estos actores y con este desarrollo, es un simple pretexto que no llega a ningún lado. Que la respuesta se encuentre en la India deja todo dicho.