sábado, 29 de noviembre de 2014

Nunca es demasiado tarde de Uberto Pasolini

Lo que opina Ana:
Cuento melancólico, cargado de tristeza y contado con toda la meticulosidad con la que está caracterizado el protagonista, un gris funcionario encargado de cumplir con la dura tarea de enterrar a los muertos solitarios, aquellos que el ayuntamiento encuentra sin  nadie a su alrededor que los llore o los añore.
Lo primero que chirria es la traducción del título original, como tantas otras veces a la distribuidora española le ha dado por inventarse uno nuevo, cuando tiene mucho más sentido  el de “bodegón” o “naturaleza muerta” elegido por su creador, ya que el estilo compositivo de la película se centra a menudo en la creación de bodegones, con planos fijos que se recrean en  los objetos, en  los seres inertes y detenidos, como metáfora de lo perecedero y lo inmortal.
Anímicamente no pude desligarme del recuerdo de Antonio Porras, cuyos ojos me miraban desde los de Eddie Marsan, algo estremecedor en una película que habla de muertes solitarias, como lo fue la suya.
Buen guión, buena interpretación para una historia alejada del cine de masas y que decide no dejarse tentar por un final feliz. 
Emilio: película premiada en varios festivales de los muchos y variopintos que hay. El título original "Still life" tiene un significado más acorde desde el punto de vista metafísico que éste, que parece de comedia romántica. 
Es una película pequeña en el sentido de que el tratamiento que le da el director es casi doméstico, cotidiano, ordinario, aunque se trata nada más y nada menos que del último acto que se celebra por una persona, el último ritual, el del enterramiento, y para personas que no tienen a nadie que haga ese ceremonial que nos distingue como especie. Tiene que ser la Administración quien lo lleve adelante, y es un funcionario pulcro y metódico, también solo él, quien lo haga tal y como lo harían sus familiares y amigos. Pero es caro y para los gestores estos trámites se pueden abaratar y hacerlos de cualquier manera y sin contar con el buen funcionario. Esta historia está contada con naturalidad y de manera entrañable. Cine pequeño, pero de calidad cinematográfica y humana.