sábado, 1 de noviembre de 2014

Alguien a quien amar. Dirª Pernille Fischer Christensen

Había que aprovechar el tercer día, y último, de la Fiesta del Cine. Habíamos visto el trailer, que no era muy sugerente, todo sea dicho. Ahora las cosas están en su sitio: una estrella en Metrópoli y la sensación de haber visto nada relevante. El personaje central, el cantaautor danés Thomas Jacob vuelve a su país de origen desde Los Ángeles, donde vive. a grabar un álbum y se encuentra con una familia de la que no quiere saber nada: hija y nieto. Revive sus fantasmas familiares y sufre una catarsis emocional. Todo salpicado de canciones que suenan bastante a Leonard Cohen. ¿Qué falla? El personaje central, tosco en su composición y sobre todo la elaboración de la historia, plana a pesar del dramatismo. Escenas como la ruptura con su manager no tienen explicación, y la meada conjunta entre abuelo y nieto al pie de la carretera como vínculo de familia, parece un poco ridícula. Nos queda la música.
Lo que opina Ana:
Una buena historia a la que no se le saca un buen partido, resulta previsible, falla el niño protagonista, se queda blandito, dulzón, tampoco le ayuda su abuelo que no es capaz de crear un personaje potente.

Buena música, lo menos que podía esperarse de una película basada en un gran cantautor cuyas baladas recuerdan a las de Leonard Cohen, espero que no su biografía.