sábado, 29 de noviembre de 2014

Jimmy's Hall de Ken Loach

Lo que opina Ana:
Me aburrí soberanamente, iba con ganas de encontrarme con el último Ken Loach, el de "La parte de los ángeles", capaz de introducir un poco de humor en su universo de denuncia infatigable, pero me encontré con un pesado panfleto que desperdiciaba una historia interesante.
Emilio: Invitación cines Renoir.
Yo me esperaba peores críticas, pero ni Jordi Costa ni en la Guía son demasiado severos; eso sí, destacan el maniqueismo: planteamientos en blanco y negro, sin matices, el bueno y el malo. Como lo mejor señalan la fotografía y el rodaje de las escenas colectivas.
A mi me parece esquemática y artificial. No es que me disguste su cine de militancia, incluso es de agradecer en estos tiempo, es la falta de fuerza, de intensidad, de credibilidad lo que lastra la película. Personajes sin atractivo (ni protagonistas ni secundarios) que no dan a sus papeles la complejidad y la entrega necesarias. Al menos nos ha servido para conocer a este personaje, James Gralton, un irlandés que más que comunista parece un librepensador decimonoico. 

Nunca es demasiado tarde de Uberto Pasolini

Lo que opina Ana:
Cuento melancólico, cargado de tristeza y contado con toda la meticulosidad con la que está caracterizado el protagonista, un gris funcionario encargado de cumplir con la dura tarea de enterrar a los muertos solitarios, aquellos que el ayuntamiento encuentra sin  nadie a su alrededor que los llore o los añore.
Lo primero que chirria es la traducción del título original, como tantas otras veces a la distribuidora española le ha dado por inventarse uno nuevo, cuando tiene mucho más sentido  el de “bodegón” o “naturaleza muerta” elegido por su creador, ya que el estilo compositivo de la película se centra a menudo en la creación de bodegones, con planos fijos que se recrean en  los objetos, en  los seres inertes y detenidos, como metáfora de lo perecedero y lo inmortal.
Anímicamente no pude desligarme del recuerdo de Antonio Porras, cuyos ojos me miraban desde los de Eddie Marsan, algo estremecedor en una película que habla de muertes solitarias, como lo fue la suya.
Buen guión, buena interpretación para una historia alejada del cine de masas y que decide no dejarse tentar por un final feliz. 
Emilio: película premiada en varios festivales de los muchos y variopintos que hay. El título original "Still life" tiene un significado más acorde desde el punto de vista metafísico que éste, que parece de comedia romántica. 
Es una película pequeña en el sentido de que el tratamiento que le da el director es casi doméstico, cotidiano, ordinario, aunque se trata nada más y nada menos que del último acto que se celebra por una persona, el último ritual, el del enterramiento, y para personas que no tienen a nadie que haga ese ceremonial que nos distingue como especie. Tiene que ser la Administración quien lo lleve adelante, y es un funcionario pulcro y metódico, también solo él, quien lo haga tal y como lo harían sus familiares y amigos. Pero es caro y para los gestores estos trámites se pueden abaratar y hacerlos de cualquier manera y sin contar con el buen funcionario. Esta historia está contada con naturalidad y de manera entrañable. Cine pequeño, pero de calidad cinematográfica y humana.

Diplomacia de Volker Schlöndorff

Lo que opina Ana:
A pesar de sus protagonistas y de su duelo interpretativo, la película no despega, se queda encerrada entre los muros del hotel parisino y se asfixia  en su tono teatral. Le falta todo, brío, intriga y se vuelve soporífera.
Emilio: recibió en la última Seminci el premio al mejor director y al mejor actor (Niels Arestrup). Parecen premios de consolación. La fui a ver por motivos casi profesionales: comprobar cómo planteaban en cine la casi destrucción de París antes de la entrada de los Aliados, entre el 24 y 25 de agosto de 1944. Pues no he sacado nada en claro. Al general alemán gobernador militar de París en esos momentos Dietrich von Choltitz lo presentan como un personaje un poco tontorrón, que pasa de una determinación absoluta a dinamitar París, a dejarse convencer por un diplomático sueco, Raoul Nordling, que casi hace él el papel de general por el tono con el que se dirige al alemán. Casi todo se queda en interiores (el hotel cuartel general de los alemanes) y está bastante teatralizado. Desde luego no trasmite el dramatismo de lo que debieron ser aquellas horas, más parece un vodeville. En Metrópoli le dan dos estrellas, con razon.

Interstellar de Christopher Nolan

Lo que opina Ana:
Ciencia ficción inquietante en cuanto plantea el fin de la vida en la Tierra, la destrucción del planeta como proveedor de alimentos, arranca con un panorama inquietante que logra su efecto, pero en cuanto traspasamos el rincón escondido de la NASA y nos adentramos en el mundo interestelar, la historia empieza a perderse, nos dan igual los gusanos, agujeros, espacios intersiderales, no se entiende nada; los personajes dejan de estar definidos para acabar convergiendo en un rocambolesco final.
Emilio: la sala estaba llena. Ha tenido bastante publicidad y se han hecho comparaciones con "Galaxy" de Cuarón y con "Odisea 2001..." de Kubrick. Con la primera, nada más allá de los trajes y las naves. Con la segunda no me acuerdo, pero no creo.
Me gusta la película hasta que que deciden dar un salto en el guión y de forma sorprendente llegar (con nocturnidad) a una base secreta de la Nasa. A partir de ahí se produce una fractura en el desarrollo de la trama que es insalvable. Luego, ya metidos en el viaje interestelar, como una película aparte, sin contar lo anterior, como un relato propio, vale. Al final, con el juego de las diferencias entre el tiempo transcurrido en el Tierra y en la otra galaxia, vuelve la pirueta argumental, que tiene su momento álgido al cruzar un agujero negro y llegar de nuevo, en otra dimensión, al punto de partida, la casa en el campo rodeada de maizales. Me chirrían muchas de las explicaciones, pero no me meto en elucubraciones, no me interesan.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Loreak. Directores: Jose Mari Goenaga y Jon Garaño

Película rodada enteramente en vasco (incluso en los títulos de crédito pasan a la forma vasca nombres tan alejados de ese idioma como Charly).
Es una película con un sedimento triste. Los directores se refieren al recuerdo y al olvido, a esa constante dicotomía que forma nuestro transcurrir vital. Yo diría que es más una búsqueda de algo de amparo emocional que nos cobije. Encontrar un detalle, las flores en este caso, que abra una ventana a la comprensión y al cariño. Mostrar interés por otra persona, prestarle la suficiente atención, aunque no lo pida con palabras, y ser fiel a la memoria, porque la muerte está también muy presente.
Sensibilidad, cuidado en los encuadres, guión escueto y preciso y actrices convincentes y metidas en su papel (especialmente la madre, Tere. La sorprendente y para mi desconocida Iztiar Aizpuru).
Lo que opina Ana:
La película encuentra el tono desde el comienzo, se enhebra a través de imágenes que por sí mismas van presentando a los protagonistas y adelantando parte de la trama sin necesidad de más explicaciones. El tono es triste, como no podía ser de otra forma, porque la película habla de ausencias, de sentimientos muy íntimos tendentes a la melancolía, la soledad  se reitera como el zumbido de una mosca y cuando éste desaparece se afianza el olvido. La sigo con gusto, pero al final me molesta que pierda el tono mágico que ha llegado a crear y se explaye en explicaciones que pretenden aclararnos cosas innecesarias, rompiendo con lo que había sido su leitmotiv. Buenas interpretaciones, especialmente notable la de Itziar Aizpuru, la inconsolable madre y detestable suegra. Leyendo los títulos de crédito uno llega a pensar que para trabajar en esta película filmada enteramente en euskera, se debía exigir estar en posesión de al menos ocho apellidos vascos.


domingo, 9 de noviembre de 2014

Orígenes de Mike Cahill

Lo que opina Ana:
La película plantea el eterno dilema entre ciencia y Dios, comienza con interés, pero pronto lo pierde. Los personajes no tienen consistencia, sabemos que son intelectuales o científicos porque llevan una bata blanca y trabajan en un laboratorio, pero en este caso el hábito no hace al monje. La aguanto sin más y me da igual el enrevesado mensaje  que esconde.
Emilio: Mejor película en el Festival de Sitges.
Nos invitaron los cines Renoir al preestreno. Un joven científico un poco naïf se pasa la vida haciendo fotos de ojos humanos para descubrir sus variedades y peculiaridades, hasta que encuentra los de una mujer misteriosa. Por los ojos empieza una historia de amor que plantea, además, un dilema: la razón  contra lo que no abarca ésta, el espíritu de lo intangible, lo que se siente, no lo que se ve. La tesis, profundamente conservadora como señala Jordi Costa, es que lo creado responde a una concepción y que cualquier estudio científico que lo altere, pone en riesgo ese mismo mundo. Como asunto de fondo de una película podría ser interesante, pero con estos actores y con este desarrollo, es un simple pretexto que no llega a ningún lado. Que la respuesta se encuentre en la India deja todo dicho.

La sal de la tierra de Win Wenders y Juliano Ribeiro Salgado


Lo que opina Ana:
Extraordinario documental sobre la obra y la vida de un fotógrafo aún más extraordinario, Sebastião Salgado. Win Wenders desvela desde el comienzo su personal atracción hacia la obra del fotógrafo y cómo decidió que quería conocerlo.
Junto al hijo de Sebastião, va a realizar un documental que repasa la gran obra del fotógrafo y viajero impenitente, con un ojo capaz de mostrar la belleza y de denunciar la explotación y la miseria. Vamos a ir recorriendo sus grandes series de fotografías, desde la Mina de Oro de Serra Pelada, a su último trabajo “Génesis”,  en el que se acerca a la naturaleza salvaje. Al tiempo conoceremos lo esencial de su biografía, la importancia de la familia y la tierra, sus proyectos, siempre impulsados por su fiel compañera, Lelia. 
Emilio: el documental me dejó pegado a la butaca desde el principio, y así permanecí casi hasta el final, sólo perdí un poco ese imán mágico con la expedición a fotografiar los elefantes marinos del Ártico y el oso entrometido.
Hay imágenes que de bellas todavía aumentan el mensaje dramático y brutal que tienen, y piensas, ¿cómo se quedaría Salgado después, allí, viendo y oliendo la muerte, la desesperación, la inhumanidad de los humanos? Es comprensible que tras haber recorrido medio mundo soltara asqueado la cámara. Contiene su retina muchas tragedias, la memoria está saturada, hasta que aparece la naturaleza y surge le proyecto de Génesis, única vía posible que le quedaba, ya al final de su carrera.
Documental necesario, más allá de lo recomendable, que lo es sin ninguna duda.

Perdida de David Fincher

Lo que opina Ana:
La crítica hablaba de una película en el estilo del gran Hitchcock, a mí me pareció una comparación demasiado grande. Ni la intriga, ni el suspense llegan nunca a su altura. Un papel también grande para Ben Affleck que aparece siempre con el mismo gesto, sin matices. Se ve y olvida pronto.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Alguien a quien amar. Dirª Pernille Fischer Christensen

Había que aprovechar el tercer día, y último, de la Fiesta del Cine. Habíamos visto el trailer, que no era muy sugerente, todo sea dicho. Ahora las cosas están en su sitio: una estrella en Metrópoli y la sensación de haber visto nada relevante. El personaje central, el cantaautor danés Thomas Jacob vuelve a su país de origen desde Los Ángeles, donde vive. a grabar un álbum y se encuentra con una familia de la que no quiere saber nada: hija y nieto. Revive sus fantasmas familiares y sufre una catarsis emocional. Todo salpicado de canciones que suenan bastante a Leonard Cohen. ¿Qué falla? El personaje central, tosco en su composición y sobre todo la elaboración de la historia, plana a pesar del dramatismo. Escenas como la ruptura con su manager no tienen explicación, y la meada conjunta entre abuelo y nieto al pie de la carretera como vínculo de familia, parece un poco ridícula. Nos queda la música.
Lo que opina Ana:
Una buena historia a la que no se le saca un buen partido, resulta previsible, falla el niño protagonista, se queda blandito, dulzón, tampoco le ayuda su abuelo que no es capaz de crear un personaje potente.

Buena música, lo menos que podía esperarse de una película basada en un gran cantautor cuyas baladas recuerdan a las de Leonard Cohen, espero que no su biografía.

Un viaje de diez metros. Dir. Lasse Halström

En Fila 7 decían que pasabas un rato delicioso; en Metrópoli, le daban dos estrellas. Me quedo más cerca de Metrópoli. Segundo día de la Fiesta del Cine. Película intrascendente, dulzona, a medida para atraer al público menos exigente (sala llena y algún aplauso al final). Los productores Steven Spielberg y Oprah Winfrey juntan ingredientes para que haya varios mercados potenciales: la India, por el origen de la familia; Europa (Francia) por el destino de esa troupe, y EE. UU. por el aliciente chic de lo culinario cool francés. Pobre Helen Mirren haciendo un papel tan simplón y comercial.

Dos días, una noche. Directores Jean-Pierre y Luc Dardenne

Primer día de la Fiesta del Cine y vamos los cuatro de la familia.
Puede que no tenga la magia de otras películas de estos hermanos, pero plantea, como es habitual en ellos, un problema contemporáneo de raíz social: la depresión, el paro y la lucha por volver a la normalidad laboral y personal. Y lo hacen sin falsas esperanzas utópicas. La competitividad que todo lo justifica y el nivel de vida que no quieres perder, aunque seas un obrero. La solidaridad hay que mendigarla casi, ya no es ese principio proletario incuestionable. Bien interpretada por Marion Cotillard, aunque, tal vez, hubiera sido mejor que el papel fuera representado por una actriz menos conocida para dar más veracidad a la historia.
Lo que opina Ana:
Los hermanos Dardenne vuelven a presentarnos una película con fuerte contenido de denuncia social, eligen a una heroína que aparece muy frágil al inicio de la cinta, recién salida de una depresión que la ha tenido de baja y le ha llevado a perder su empleo. Con la ayuda de algunos de sus compañeros y el apoyo incondicional de su marido, iniciará una batalla por recuperar su puesto de trabajo, tiene muy poco tiempo y muy poco ánimo, pero irá haciéndose fuerte con la generosidad de los que la apoyan y a pesar de los que no lo hacen. La película, incisiva en su discurso, repetitiva, porque siempre hay que plantear lo mismo, se sostiene gracias a la gran interpretación de Marion Cotillard.

Relatos Salvajes. Dir. Damian Szifron

Relatos Salvajes es una bomba. Szifron ha reunido seis historias bestiales, llenas de realidad epidérmica y humor. Sucesos que le podían pasar a cualquiera, pero que no llegan en nuestra vida cotidiana a esos extremos, aunque nos gustaría en algún caso. Incidentes que se enredan y explotan, los piques de conducción, por ejemplo. O el hartazgo que produce la burocracia sorda y mecánica (estupendo Ricardo Darín). Todas tienen su toque, su lógica, su explicación, y están estupendamente contadas. Una recomendación segura.
Lo que opina Ana:
Extraordinaria conjunción de historias cargadas con dinamita, capaces de hacernos reventar de risa sin dejar de poner el dedo en la llaga sobre realidades que pueden volverse explosivas.
Szifron engarza con un guión perfecto seis historias que sólo tienen en común el traspasar una raya que convierte algo cotidiano en una bomba de relojería que cuando estalla, destruye la realidad anterior. En algunas el tono trágico se impone, caso del relato sobre el atropello nocturno,  en otras es la acidez de su humor negro la que prevalece, como en el duelo en la carretera, o la parada en la cantina. En unas la crítica social está más marcada, en otras se destapa más la negación a comulgar con la injusticia, sentida como una afrenta personal e intransferible, relato de la boda, el del “Bombita”, o el del vuelo hacia unas vacaciones regaladas.
El ritmo está medido con perfección, unos relatos se cuentan rápidamente, otros se demoran el tiempo necesario, en algunos casi nos hace saltar del asiento, la verdad es que nunca podemos relajarnos, ya lo dice el título, no engaña, se trata de unos relatos verdaderamente salvajes. Humor inteligente, narración perfecta que acaba llegando al desenfreno en el último relato, el de la boda, donde el humor negro, se mezcla con el absurdo mientras la cámara no deja de  girar con un ritmo trepidante y peligroso.
Me gustaría que esta película batiera records de taquilla, demostrando que el humor inteligente también se aprecia, no sólo el facilón de los 8 apellidos vascos.