Los miércoles de cine traen eso, llenos, palomitas y tardones, y suerte si no te cae al lado un paliza o directamente un idiota, con perdón.
Bueno, no sé por qué Boyero tuvo que redescubrirla aquí después de verla en Cannes; lo entiendo con la "Gran Belleza, por el barroquismo y la propuesta insólita de Sorrentino; pero esta no esconde nada, se ve desde el principio su alma. Una estética austera, de blanco y negro, pero cuidada, fundamental para dar el tono; un ritmo lento y pausado; y un viejo ruinoso y cabezón, casi autista en su enfermedad, que quiera cumplir el sueño de su vida y cobrar un premio que solo él se empeña en creer. Un Homero moderno, escribe Roberto Piorno. Más bien una road movie poblada de seres al borde de la historia, perdidos en lugares remotos, anclados en sus recuerdos y sin futuro aparente. Esta familia, la del protagonista, que inicia el viaje, nos da cuenta de todo esto con humor y con un mensaje que permite salir del cine reconfortado al comprobar que los sueños se cumplen, aunque el premio sea una trampa. Y el magnifico Bruce Dern, en el papel del protagonista, Woody Grant, luce orgulloso su hazaña. Cine grande y sencillo.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Se trata de una road
movie muy especial, contada con una estética fotográfica que retrata en blanco
y negro los paisajes desolados, a veces de una enorme belleza y la dureza de un
medio Oeste americano azotado por la crisis y con una población envejecida.
No falta el punto de
humor para suavizar lo que se avecina como un drama, en este viaje de despedida
entre un padre y un hijo que han estado mucho tiempo alejados. Magnífica la
búsqueda de los dientes entre las traviesas del tren.
Los personajes van
ganando fuerza y matices, con pocas palabras se va perfilando un mundo de
perdedores al que le va como anillo al dedo esa estética sobria en blanco y negro.
Hay mucha crueldad e hipocresía que aflora cuando los lobos se preparan para el ataque al oler un posible
botín.