viernes, 7 de marzo de 2014

La venus de las pieles. Dir. Roman Polanski

Se parece bastante a "Hijos de un dios menor", tiene el mismo formato teatral, incluso ésta en concreto se rueda en un teatro. Se basa en la interpretación de unos pocos personajes, aquí sólo dos, y aunque la cámara se encarga de agilizar los encuadres, los movimientos y la progresión dramática, el texto es fundamental y la interpretación imprescindible, y en esto último, Emmanuelle Seigner está inconmensurable, cambiando los tonos, los registros, el significado de su personaje.
Un deleite poder disfrutar de estos juegos de seducción y dominación.
Lo que opina Ana:
 Espectacular duelo entre dos grandes actores, Emmamnuelle Seigner y Mathieu Amalrich. Como en su  anterior película “un Dios salvaje”, Polanski vuelve a recurrir a una obra teatral para llevarla al cine y  contárnosla con una visión cinematográfica. En esta ocasión hay solo dos actores sobre el escenario, el  espacio se cierra aún más, con un espectacular comienzo dirigido por una música inquietante que nos guía por  un bulevar  francés en medio de una noche inhóspita, amenazante, con viento y tormenta, la cámara nos  conduce hacia  el  claustrofóbico escenario de la película, un pequeño teatro en el que ya sólo queda para  apagar las luces y echar el cierre, el director del nuevo proyecto, enfadado tras una larga jornada de casting  sin resultado alguno.
 En ese momento aparece con toda la fuerza del vendaval que hemos visto en la calle solitaria, la protagonista  de la película, Vanda, una Emmanuelle Seigner  que se adueñará de la película con su extraordinaria actuación.  Entre los dos actores nos regalarán una íntima sesión teatral, en la que nos sentiremos como espectadores  especiales, sin butaca en el teatro, observándolo todo desde la visión que le da un intruso, el director de cine.
 Hay ambigüedad en la tensión dramática, en el juego entre los caracteres teatrales y los actores que van  introduciendo su propia personalidad en la prueba, en el ensayo. No se sabe bien de dónde sale esa fuerza de  la naturaleza que es Vanda, ni qué busca, pero no importa.
Esp