Primera película vista de la nueva temporada tras el verano. Pese a la subida tremenda del IVA, la sala tenía una buena entrada, y de personas no habituales de los cines Golem: señoras muy arregladas, grupos de gente de película de fin de semana de cines de la Gran Vía. La razón estaba en la propia película: facilona, romanticona y lacrimógena. Además con bonitos paisajes y encuadres. Incluso el final, cuando suena una canción y la van traduciendo, se olvidan (en la versión española subtitulada) de que hay un texto en la pantalla que nos cuenta cómo terminó el famoso espino que da título a la película y que culmina la historia de amor; eso es lo que deberían haber traducido al español y dejar que la canción sonara tranquilamente por su cuenta.
La pareja protagonista tampoco ayuda a levantar esta cinta, pensada para un consumo masivo, y con muy poca crítica política: ella parece demasiado joven e infantil para ese sacrificio de amor, y él actúa como una marioneta. Todo esto puede explicar por qué, con el renombre que tiene el director, en la Seminci de Valladolid sólo obtuvo un premio la actriz, la joven Zhou Dongyu.
Web oficial: sanzashi.gaga.ne.jp
Lo que opina Ana: La historia de amor que enmarca la película es ingenua, tierna, pura y trágica, con lo que acaba convirtiéndose en lacrimógena y dulzona; yo como soy de lágrima fácil, me dejé llevar, ¡sin un pañuelo a mano! Se alarga en exceso sin llegar nunca a criticar abiertamente al régimen comunista que separa a los dos ingenuos amantes. La revolución cultural está detrás, casi como un florero; quien no sepa qué ocurría entonces en el país,no podrá entender, viendo esta película, lo que supuso para sus habitantes; no me extraña que no la hayan censurado en China, ¿por qué iban a haberlo hecho si no se denuncia con firmeza la opresión sufrida por millones de personas? La mayoría de los personajes tienen poca fuerza, sólo llegan a perfilarse, pero sin lograr dotarlos de un auténtico carácter.
Lo que opina Ana: La historia de amor que enmarca la película es ingenua, tierna, pura y trágica, con lo que acaba convirtiéndose en lacrimógena y dulzona; yo como soy de lágrima fácil, me dejé llevar, ¡sin un pañuelo a mano! Se alarga en exceso sin llegar nunca a criticar abiertamente al régimen comunista que separa a los dos ingenuos amantes. La revolución cultural está detrás, casi como un florero; quien no sepa qué ocurría entonces en el país,no podrá entender, viendo esta película, lo que supuso para sus habitantes; no me extraña que no la hayan censurado en China, ¿por qué iban a haberlo hecho si no se denuncia con firmeza la opresión sufrida por millones de personas? La mayoría de los personajes tienen poca fuerza, sólo llegan a perfilarse, pero sin lograr dotarlos de un auténtico carácter.