
Alaban mucho el guión adaptado por Steve Zaillian y Aaron Sorkin (éste parece que desde la "Red Social" es una estrella en este campo). También se valora el trabajo de los dos actores principales, Brad Pitt en el de responsable deportivo y Jonah Hill en el de asesor. Y del director, Bennett Miller (Truman Capote), se dice que ha hecho una película de deportes diferente "...una de las mejores películas sobre deporte de la historia" (Javier Ocaña). Para los no puestos en el béisbol, se escapan bastantes cosas, porque no entiendes la pasión que pueda suscitar este juego, y, además, la película huye de la épica, sólo cuando logra el equipo una victoria señalada, la que le lleva a figurar en los anales deportivos, se permite el director esa explosión, que por lo demás está muy bien contada, de forma fragmentaria y en distintos escenarios, con lo que se va dilatando la tensión y el climax final. La mayoría de las escenas suceden en despachos y salas de reunión, y, reconociendo la buena factura, no entras en ese mundillo, aunque comprendes perfectamente el mensaje, pero lo importante es cómo se cuenta.
Lo que opina Ana:
La historia está bien contada aunque a mí me llegue poco porque los entresijos del béisbol me la traen al fresco y además no los comprendo. Fuera del estadio sólo se le sigue la pista al protagonista, el mánager del equipo, protagonizado por Brad Pitt, quien es además el productor de la película.
Es una cinta larga, en la que a lo mejor los forofos de este deporte puedan palpitar con la proeza del modesto equipo de los Auckland Athletics, pero yo vuelvo a confesar que no entro en ella, ni me apasiono con la suerte que puedan correr.
Lo que opina Ana:
La historia está bien contada aunque a mí me llegue poco porque los entresijos del béisbol me la traen al fresco y además no los comprendo. Fuera del estadio sólo se le sigue la pista al protagonista, el mánager del equipo, protagonizado por Brad Pitt, quien es además el productor de la película.
Es una cinta larga, en la que a lo mejor los forofos de este deporte puedan palpitar con la proeza del modesto equipo de los Auckland Athletics, pero yo vuelvo a confesar que no entro en ella, ni me apasiono con la suerte que puedan correr.