
El título es infame, aunque recoja en espíritu metafórico la lucha a favor de la vida. Es una película en la que se mezclan varias sensaciones: ingenua, vital, testimonial y con un buen pulso narrativo. Creo que el hecho de reflejar una vivencia semejante por parte de los actores, guionistas ellos mismos y ella directora también, hace que todos los sentimientos estén expuestos en carne viva, pero con dos peculiaridades que hacen diferente y muy interesante esta película: el toque de humor, a pesar de la situación que viven, y la mirada de una auténtica cineasta que sabe qué hacer con esta historia para llevarla a la pantalla. Me acuerdo especialmente de los escenarios múltiples que aparecen dentro del tiempo en que la madre, desde Marsella, cuenta a los demás, lejos en París, la gravísima enfermedad de su hijo, y cómo van reaccionando al conocerla. Los estallidos de dolor en imágenes sucesivas, pero sin recrearse, ya dando la sensación de urgencia, porque los personajes salen impelidos a ayudar. Hay partes menos potentes, aunque siempre hay detrás una vocación de estilo, de saber contar. Merece la pena.
Lo que opina Ana:
Una historia intimista, la del desgarro provocado por el diagnóstico de un cáncer cerebral al bebé de la casa. Está contada con un ritmo muy ágil, los encuentros entre pasado y futuro se funden perfectamente, se relaja la tensión con buenos momentos de humor y aunque entramos en el infierno que vive la pareja protagonista, siempre nos dejan una puerta abierta a la esperanza, la misma que se construyen ellos par conseguir combatir la adversidad.
Están muy bien medidos los tiempos, no se carga de sabor dulzón, ni de amargura aplastante, pero se vive la tragedia que deteriora las relaciones y va chupando la vida a los protagonistas.
Velèrie Donzelli dirige una historia que ha escrito y protagonizado con su pareja en la vida real, Jéremie Elkaim, llevando a la pantalla su propia experiencia como padres de un niño con cáncer y rindiendo un sentido homenaje a la sanidad pública francesa, capaz de dar una asistencia modélica, son los propios médicos y personal hospitalario que trataron a su hijo quienes se representan a si mismos en la pantalla.
Lo que opina Ana:
Una historia intimista, la del desgarro provocado por el diagnóstico de un cáncer cerebral al bebé de la casa. Está contada con un ritmo muy ágil, los encuentros entre pasado y futuro se funden perfectamente, se relaja la tensión con buenos momentos de humor y aunque entramos en el infierno que vive la pareja protagonista, siempre nos dejan una puerta abierta a la esperanza, la misma que se construyen ellos par conseguir combatir la adversidad.
Están muy bien medidos los tiempos, no se carga de sabor dulzón, ni de amargura aplastante, pero se vive la tragedia que deteriora las relaciones y va chupando la vida a los protagonistas.
Velèrie Donzelli dirige una historia que ha escrito y protagonizado con su pareja en la vida real, Jéremie Elkaim, llevando a la pantalla su propia experiencia como padres de un niño con cáncer y rindiendo un sentido homenaje a la sanidad pública francesa, capaz de dar una asistencia modélica, son los propios médicos y personal hospitalario que trataron a su hijo quienes se representan a si mismos en la pantalla.