domingo, 26 de febrero de 2012

Young Adult. Dir. Jason Reitman


Es una película con un guión cerrado, mecánico, trazado con rigurosa precisión, brillante, pero poco natural. El punto de partida es la insatisfacción de una vida adulta, solitaria, poco definida en sus contornos y sus afectos; llega la revelación, volver al pueblo (grande) y recuperar un sueño que el tiempo ha ido convirtiendo en idílico; no importa el tiempo pasado, ni la situación actual de las personas, se consigue como sea. Y en este intento llega el choque, lo estrambótico, la pieza no encaja aunque la fuerces mucho. El personaje de Charleze Theron (Mavis) es esta loca que salta por encima de convencionalismos y relaciones establecidas. Hace un papel incómodo porque está dibujada de un solo trazo. Tiene el mérito de aparecer en tomas como un bellezón y, sin embargo, hacernos sentir que es fea, desagradable, incómoda. Los personajes secundarios son un poco como marionetas a su servicio, que es al servicio de la historia, tan cerrada que no da aire a los personajes para que se salgan un poco del guión. Método y método.

domingo, 19 de febrero de 2012

War Horse. Dir. Steve Spielberg


A Spielberg le ha entrado el síndrome Woody Allen, hacer una película al año, pero a lo grande: Tintín en dibujos animados y ahora sigue en la línea del entretenimiento masivo con una historia estilo Disney, dando un salto dramático, introduciendo la historia en la 1ª Guerra Mundial. Hay muchas referencias en esta larga película (2 horas y media): al comienzo, en las campiñas de Devon, John Ford, en las trincheras Stanley Kubrick, y en el final, el reencuentro con la tierra de lo que el "Viento se llevó", incluso en ese atardecer de colores extremos con el que finaliza la película; y todo con un toque Disney, porque el caballo es el hilo conductor de las múltiples historias. Pese a la dureza de la guerra, la forma de narrar no dramatiza, expone y continúa. El chico y su caballo se tienen que encontrar y todo conduce a ello, salvando los obstáculos que se presentan, aunque algunas partes sean perfectamente prescindibles, como la de la granja francesa del abuelo y la nieta. En las escenas bélicas es un virtuoso. El salto fuera de las trincheras y la geografía de la "tierra de nadie", quedan estupendamente descritas. Sin embargo creo que a pesar de ser Spielberg, como no la relance los Oscar, no va a tener un gran éxito.
Lo que opina Ana:
Larquísima y dulzona hasta el empalago, algunas de las secuencias en que puede dividirse la historia de este singular caballo son un verdadero disparate, la del abuelito y su "Heidi" en la campiña francesa, no hay por donde agarrarla.
Parece que Spielberg hubiera querido pasearnos por escenarios de otras películas y se hubiera contagiado de algo de su espíritu, pero sin fuerza propia, como un hábil copista conocedor del oficio; así, comienza acercándonos a "Qué verde era mi valle", quizá estas escenas previas al estallido de la 1ª guerra Mundial ambientadas en la Inglaterra rural, sean las más conseguidas de la película; vienen después referencias a "Malditos bastardos", alemanes avanzando con fuerza demoledora por los bellos campos de Francia, una niña rebelde será capaz de engañarlos momentáneamente; la dureza de las trincheras nos acerca a "Expiación" y a "Senderos de gloria", un popurrí que no alcanza su propio brillo y te hace recordar continuamente lo buenas que eran las otras.

Declaración de guerra. Dirª Valérie Donzelli


El título es infame, aunque recoja en espíritu metafórico la lucha a favor de la vida. Es una película en la que se mezclan varias sensaciones: ingenua, vital, testimonial y con un buen pulso narrativo. Creo que el hecho de reflejar una vivencia semejante por parte de los actores, guionistas ellos mismos y ella directora también, hace que todos los sentimientos estén expuestos en carne viva, pero con dos peculiaridades que hacen diferente y muy interesante esta película: el toque de humor, a pesar de la situación que viven, y la mirada de una auténtica cineasta que sabe qué hacer con esta historia para llevarla a la pantalla. Me acuerdo especialmente de los escenarios múltiples que aparecen dentro del tiempo en que la madre, desde Marsella, cuenta a los demás, lejos en París, la gravísima enfermedad de su hijo, y cómo van reaccionando al conocerla. Los estallidos de dolor en imágenes sucesivas, pero sin recrearse, ya dando la sensación de urgencia, porque los personajes salen impelidos a ayudar. Hay partes menos potentes, aunque siempre hay detrás una vocación de estilo, de saber contar. Merece la pena.
Lo que opina Ana:
Una historia intimista, la del desgarro provocado por el diagnóstico de un cáncer cerebral al bebé de la casa. Está contada con un ritmo muy ágil, los encuentros entre pasado y futuro se funden perfectamente, se relaja la tensión con buenos momentos de humor y aunque entramos en el infierno que vive la pareja protagonista, siempre nos dejan una puerta abierta a la esperanza, la misma que se construyen ellos par conseguir combatir la adversidad.
Están muy bien medidos los tiempos, no se carga de sabor dulzón, ni de amargura aplastante, pero se vive la tragedia que deteriora las relaciones y va chupando la vida a los protagonistas.
Velèrie Donzelli dirige una historia que ha escrito y protagonizado con su pareja en la vida real, Jéremie Elkaim, llevando a la pantalla su propia experiencia como padres de un niño con cáncer y rindiendo un sentido homenaje a la sanidad pública francesa, capaz de dar una asistencia modélica, son los propios médicos y personal hospitalario que trataron a su hijo quienes se representan a si mismos en la pantalla.

domingo, 12 de febrero de 2012

Moneyball: rompiendo las reglas. Dir. Bennett Miller


Alaban mucho el guión adaptado por Steve Zaillian y Aaron Sorkin (éste parece que desde la "Red Social" es una estrella en este campo). También se valora el trabajo de los dos actores principales, Brad Pitt en el de responsable deportivo y Jonah Hill en el de asesor. Y del director, Bennett Miller (Truman Capote), se dice que ha hecho una película de deportes diferente "...una de las mejores películas sobre deporte de la historia" (Javier Ocaña). Para los no puestos en el béisbol, se escapan bastantes cosas, porque no entiendes la pasión que pueda suscitar este juego, y, además, la película huye de la épica, sólo cuando logra el equipo una victoria señalada, la que le lleva a figurar en los anales deportivos, se permite el director esa explosión, que por lo demás está muy bien contada, de forma fragmentaria y en distintos escenarios, con lo que se va dilatando la tensión y el climax final. La mayoría de las escenas suceden en despachos y salas de reunión, y, reconociendo la buena factura, no entras en ese mundillo, aunque comprendes perfectamente el mensaje, pero lo importante es cómo se cuenta.
Lo que opina Ana:
La historia está bien contada aunque a mí me llegue poco porque los entresijos del béisbol me la traen al fresco y además no los comprendo. Fuera del estadio sólo se le sigue la pista al protagonista, el mánager del equipo, protagonizado por Brad Pitt, quien es además el productor de la película.
Es una cinta larga, en la que a lo mejor los forofos de este deporte puedan palpitar con la proeza del modesto equipo de los Auckland Athletics, pero yo vuelvo a confesar que no entro en ella, ni me apasiono con la suerte que puedan correr.

Katmandú, un espejo en el cielo. Dirª Iciar Bollain


No la ha tratado, en general, bien la crítica, ni el ácido Bollero, ni en Metrópoli (una estrella). Tiene valentía Bollain por partida doble, por plantear una historia noble, el ejercicio de darse a otros y conseguir a través de la educación su dignidad; y por irse a contar esta historia a Nepal. Pero no terminas de sentir, sufrir y vivir las alegrías y desdichas del personaje, una maestra que desarrolla su vocación contra viento y marea. No le favorecen las peroratas que de vez en cuando lanza Verónica Echegui, tampoco da ella el tipo completamente; la parte del viaje al Himalaya queda un tanto turístico, casi de TV, españoles en el mundo (y todas las derivaciones vergonzantes de las Comunidades). Yo me alegro de haberla visto, pero no salí del cine maravillado, y eso que los actores de allí, sobre todo la chica que acompaña a la española en su lucha, Shamila, dan un toque de autenticidad que favorece mucho a la película.
Lo que opina Ana:
Parte Iciar Bollaín de una historia conmovedora, pero ella no es capaz de conmovernos al contarla, quizá falle la elección de la protagonista que no te hace sentir lo que pretendidamente ella está sintiendo, o quizá falle la manera de contarlo y el uso de la cámara que no consigue entrar con fuerza, te aleja de su relato estableciendo una rigurosa barrera entre el espectador y la pantalla, sin permitirte en ningún momento hacerte olvidar que estás sentado en el patio de butacas de una sala de cine. Aún así, el testimonio es válido y el mensaje necesario, conviene seguir proclamando con claridad y de viva voz el valor inestimable de la educación.

sábado, 4 de febrero de 2012

J. Edgar de Clint Eastwood


Lo que opina Ana:
En esta ocasión Clint Eastwood ha echado un jarro de agua fría sobre mis expectativas, siempre voy ilusionada a sus estrenos, pero en Edgar lo único que ha conseguido es aburrirme con su largo metraje y su pulcritud. El hilo argumental resulta confuso y cansino, el maquillaje con el que se pretende pasar de los 27 a los 74 es más o menos efectivo en el caso del protagonista, pero esperpéntico en el de su leal amigo Tolson que, en vez de envejecer, lo que parece es que ha sufrido un ataque cruento de escarlatina.
Basada en hechos históricos, no es capaz de presentar una semblanza que te remueva de un personaje como Hoover que debió de ser un auténtico cabronazo y que aquí aparece escurridizo y melifluo, sin capacidad siquiera de provocar tu antipatía.
Emilio: hay personas (Ana) que se aburren viendo esta película, no es un buen síntoma. Es una película hecha por un buen profesional, que cuenta con medios suficientes y actores reconocidos, pero es una película fría. Se han discutido dos cosas, la decisión de utilizar el maquillaje (brutal en el caso del colaborador-amante de J. Edgar, Clyde Tolson), para poder visualizar los cambios físicos de los personajes en los 50 años de vida que abarca esta biografía; la otra es la visión un tanto neutral, hasta cierto punto comprensiva, de este señor, lleno de sombras, feroz anticomunista y, según algunos, hasta fascista.
Tiene, además de no sintonizar con la persona, dos problemas: los continuos saltos en el relato de los hechos, lo que no favorece su comprensión, y las referencias especificas referidas a la vida de los EE.UU, que en algún caso no sabes de qué van. Hay escenas de gran cine, como cuando J. Edgar recibe la noticia, el primero en saberlo, del asesinado de J.F. Kennedy, que se confunden tres planos, el auditivo normal, escuchando una cinta que habían ocultado en la habitación de un hotel, donde han grabado uno de los encuentros amorosos del presidente; la recreación de ese encuentro, que se hace con el siluetado de esas figuras sobre una pared, y la noticia telefónica del magnicidio. Un Clint Eastwood académico, no arrebatador.