jueves, 10 de noviembre de 2011

Las aventuras de Tintin. El secreto del Unicornio. Dir. Steven Spielberg





Hay que diferenciar a los tintinófilos y a los que no lo somos. Los primeros al ver la película la compararán inevitablemente con el comic; los que no, simplemente vemos lo que se nos proyecta y punto. Para esta crítica me viene muy bien una declaración del director de otra película de animación, Sylvain Choment: refiriéndose a su película (El Ilusionista) dice que no tiene nada que ver con las películas americanas de animación, que te lo dan todo hecho, "¡No es una montaña rusa!", pues Tintin, sobre todo en su segunda parte, es eso, una montaña rusa. Un ir más allá de la anterior pirueta, del anterior prodigio, hasta cansar. Me gustó más la primera parte, antes de salir a la búsqueda del Unicornio y sí, reconozco que las escenas de los barcos, el asalto del corsario Rackham el Rojo, tienen fuerza y brillantez, pero seguir por esos derroteros mientras comes palomitas no es para mí. Escribía Carlos Boyero, y lo suscribo, que es Indiana Jones en dibujos animados, una carísima y digna, aunque no memorable película de aventuras.




Lo que opina Ana:


Para una tintinófila la película se deja ver una vez que se ha aceptado que está basada en y que en ningún momento es una puesta en escena mimética de un album completo de Tintín. Pica de aquí y de allá, mezcla aventuras de distintos Tntines e incluso inventa nuevos escenarios. Los personajes son reconocibles y creíbles, especialmente el malvado Allan.


La película es una aventura imparable, tiene un ritmo frenético que lleva el sello de la factoría Spielberg, algo que difiere del placer de seguir las viñetas del cómic, en ellas puedes detenerte mucho tiempo, disfrutándolas mientras sigues la aventura en la que se está metiendo Tintín. La gran pantalla con sus logrados efectos especiales, con su cuidado tratamiento de los personajes, animados de manera que casi parecen seres vivos,no nos da tiempo para el reposo, se siguen otros códigos, yo los acepto, pero regreso a saborear con pasión las viñetas en el papel.