
Película de festivales, difícil de realizar porque el peso recae en una niña, y ya se sabe los peligros que hay en esto. Sin embargo, está muy bien contada y muy bien interpretada. La niña Stella (Léora Barbara) tiene la complejidad propia de su edad, 11 años, y del mundo que habita, un bar de la periferia de París, lleno de gente al borde de la marginación. Una película como esta, tratada como está, tenía que ser en parte autobiográfica, y así es. El mensaje que trasmite lo debería aprender la Sra. Aguirre, Pta. de la Comunidad de Madrid, de que en la educación pública, la que recibe a niñas como Stella, está la llave de la formación personal y académica, la madurez y la preparación para enfrentarse al mundo adulto.
Una ocasión excelente para ver un cine no comercial, de calidad y con un significado más allá de pasar un rato y olvidar.
Lo que opina Ana:
Es una película que deja una huella perdurable, a mí se me encoge el corazón al recordarla. Afortunadamente tiene un final feliz, triunfan las ganas de vivir de la protagonista que escoge el camino correcto, el que llega de la mano de la educación redentora, su única vía de ascenso y huída.
Está contada con maestría y el gran hallazgo es la elección de Léora Barbara como protagonista, es perfecta para el difícil papel de Stella.
Lo que opina Ana:
Es una película que deja una huella perdurable, a mí se me encoge el corazón al recordarla. Afortunadamente tiene un final feliz, triunfan las ganas de vivir de la protagonista que escoge el camino correcto, el que llega de la mano de la educación redentora, su única vía de ascenso y huída.
Está contada con maestría y el gran hallazgo es la elección de Léora Barbara como protagonista, es perfecta para el difícil papel de Stella.