
El cambio drástico que se produce en los personajes de cuando realizan la misión de cazar a un médico asesino nazi en Berlín Este, en 1966, a cuando se inicia la narración, convertidos por aquella acción en héroes, en Israel, en 1997, es difícil de asimilar, sobre todo por la ruina provocada en alguno de los espías que la llevaron a cabo. La falsa resolución de esa misión les ha llevado a un conflicto interior permanente, que provoca en ellos la ruina no solo mental, sino física. Sucede con el espía más convencido de su cometido, el más honesto. La otra cosa que chirría un poco es el contumaz instinto de supervivencia del nazi, desde el comienzo hasta el final, y eso que te parece que es casi un viejecito. Escribe Javier Ocaña que el último acto está cogido con alfileres, sobre todo, me parece, porque es volver al peligroso mundo del espionaje y las misiones arriesgadas y difíciles después de 30 años sin ejercer. A pesar de esto se ve bien, y resulta curioso como el nazi achaca el holocausto a la parsimonia de los judíos en su respuesta al maltrato que recibían.
Lo que opina Ana:
Es una historia muy bien contada, mantiene la tensión y consigue mezclar la trama de espionaje y la evolución de los sentimientos personales con acierto. Las conexiones entre la historia pasada y el presente resultan eficaces.
La ambientación del Berlín Oriental en plena guerra fría es muy efectista, se convierte en otro personaje con gran protagonismo en la trama de la película.
Lo que opina Ana:
Es una historia muy bien contada, mantiene la tensión y consigue mezclar la trama de espionaje y la evolución de los sentimientos personales con acierto. Las conexiones entre la historia pasada y el presente resultan eficaces.
La ambientación del Berlín Oriental en plena guerra fría es muy efectista, se convierte en otro personaje con gran protagonismo en la trama de la película.