domingo, 26 de junio de 2011

Micmacs. Dir. Jean- Pierre Jeunet



Afirma el director que hay unas 350 tomas con efectos , pero "cosas bastante simples". Puede que así sea,ahora que los efectos especiales han alcanzado un grado de complejidad y especialización tecnológico-informático increible; sin embargo, aquí no aparentan menos, aunque sean artesanales. Jean-Pierre Jeunet tiene una capacidad narrativa envidiable; el comienzo es un prodigio de síntesis, en menos de 3 minutos nos ha dado toda la información necesaria para presentarnos al personaje principal, desde que era niño, hasta que, ya en la treintena, apararece trabajando en un vídeo club que se llama "Matador". A partir de ahí, un accidente le instala una bala en la cabeza, que enlaza con la bomba que mató a su padre, para afianzar su determinación de poner al descubierto a los fabricantes de armas y su ruin catadura moral, todo en un tono de una peculiar seriedad, sin ser cómica ni trágica. Para llevar a cabo sus planes cuenta con un grupo de colaboradores que excluidos de la sociedad, dan ejemplo por su valentía, inteligencia, conocimientos y valores.

Estamos ante una propuesta diferente, divertida, pero que no busca hacer reir, exagerada, pero dentro de un lenguaje narrativo perfectamente coherente y siempre interesante en la presentación en imágenes. Las "maravillosas píldoras" que menciona Javier Ocaña al referirse a esta película son mucho más abundantes de los que este crítico considera.

Lo que opina Ana:
Con casi dos años de retraso llega por fin a nuestras carteleras esta deliciosa película en la que hay momentos de grandísimo cine y que recuerda en el tratamiento de sus personajes a las grandes creaciones del cine mudo. La historia de un grupo de marginales luchando contra la industria armamentística francesa es demasiado naif, propia también de los planteamientos de un Charlot idealista.
Jean Pierre Jeunot se muestra como un auténtico genio de la narrativa cinematográfica, es capaz de condensar una historia y hacerla explícita en 5 minutos de metraje de manera perfecta, como ocurre al comienzo, cuando nos cuenta la azarosa vida del protagonista en sus primeros 30 años de vida. Es una pena que como largometraje no alcance esta misma maestría.

viernes, 24 de junio de 2011

La doctrina del shock de Michael Winterbottom y Mat Whitecross



Lo que opina Ana:
El documental va tirando de la madeja y exponiendo la teoría defendida por Naomi Klein sobre el modo de actuación de este neoliberalismo feroz que se ha acabado imponiendo en el mundo y que ha sido capaz de transformar gobiernos y saltar muros, siempre llevado de la mano de los EEUU; ya no hay barreras que lo contengan, la caída del comunismo le ha dejado el campo abierto.
Resulta demasiado simplista, parece que nada podemos hacer, somos sus títeres y, sin embargo, acaba con un canto de esperanza, si nos lo proponemos podemos pararlo, conocemos sus métodos y no nos vamos a dejar engañar más; este canto al optimismo se contradice con todo lo que acaban de presentarnos, ¿cómo podemos luchar contra un poder omnímodo que fue capaz de imponer a Pinochet en Chile, de expandir las dictaduras militares en el Cono Sur, de derribar el muro de Berlín y de atacar el parlamento Ruso para dejar a su pueblo a merced del capital, de destruir Iraq y un largo etcétera de desmanes? Parece que vamos de un buen hombre, Roseevelt, que se opuso al liberalismo sin control, a otro buen hombre, Obama, que se dirige por el mismo camino; entre medias, feroces lobos o estúpidos títeres y de entre ellos, el flamante premio Nobel de economía Milton Friedman, la encarnación del mal. Pero una nueva era se avecina y en nuestras manos está el detener esta línea de actuación, dejemos de tener miedo y salgamos a defender lo que es nuestro. Bonito, pero ingenuo.
¿Dónde queda China en este juego? No se la nombra ni una sola vez.
Como ejercicio de memoria histórica es muy plausible y recomendable, pero el análisis es demasiado superficial y el tratamiento cinematográfico poco atractivo.

Emilio:

Este documental es como la primera parte de Inside Job. Deberían verse en este orden. Parten de presupuestos diferentes, para llegar al mismo lugar. La doctrina del Shock sigue la hipótesis de Naomi Klein de que el capitalismo utiliza estos estados colectivos para imponer a la sociedad unas condiciones económicas basadas en el neoliberalismo, apadrinado por Milton Friedman, que socavan la igualdad social y económica, en beneficio de los más poderosos (ejemplos, Chile tras Allende, Argentina de Videla, Gran Bretaña de Thatcher). A igual punto de destino llega Inside Job: el capitalismo agresivo busca desregularizar los sistemas de control y hacer negocios fraudulentos, solo con el único fin de enriquecerse. Hay otro punto en común: están triunfando, nadie se opone a los "mercados", todos de rodillas.

El lenguaje cinematográfico de la doctrina del shock es menos sofisticado. Los dos son ejercicios sanos de crítica al sistema y a la pacata reacción de los políticos frente a esta dictadura de la "mano invisible", que escribía Adam Smith. Cuenta al final de la película Naomi Klein, mientras da una conferencia, que en tiempos de Roosevelt, los sindicatos le pedían mejoras salariales y reformas y que el presidente les dejaba acabar y les decía, ahora salir fuera y pedírmelo. El número de huelgas en su mandato superó las 4500, y pregunta Klein al auditorio si saben cuántas lleva Obama, la respuesta lo dice todo, 21.

Un cuento chino de Sebastián Borensztein



Lo que opina Ana:
Comedia sostenida gracias a la magnífica actuación de Ricardo Darín, tiene algunos momentos francamente divertidos y subyace en ella un espíritu de solidaridad y decencia que te congratula con el género humano. La película pierde cuando se aleja de la comedia y pretende atar demasiados cabos, entonces rechina y se le va el ritmo narrativo.

Emilio:

En esta película hay dos universos, el de un ferretero argentino con sus rarezas (todas inofensivas) y el de un chino, que llega como por ensalmo al reducido y restringido mundo del ferretero. Tienen que convivir y lo hacen malamente. Sí la película solo constara de la parte del ferretero, sería más corta pero mas estructurada en su desarrollo; introducir al chino sirve para darle un toque exótico y prolongar el metraje con situaciones todas raras, porque se parte de una rareza. Gracias a Ricardo Darín, la película no se parte y él carga sobradamente con todo, para hacer un personaje inolvidable.

El viaje del director de recursos humanos de Eran Riklis



Lo que opina Ana:
Esperpéntica, pretenciosa, cargada con todos los tópicos imaginables, llena de lagunas en la narración, mal delimitados la mayoría de los personajes, de manera que sólo algunos de los secundarios, los cónsules de Israel en Rumanía y el conductor bebedor y parlanchín, pueden resultar atractivos y salvar un poco el tono humorístico que tampoco podía faltar en el relato. En cambio, el hijo adolescente de la fallecida, que pasa de marginal que no se entiende con su padre, a chico ideal al que todos querrían adoptar, y el periodista con conciencia, resultan infumables.

Emilio:

Hay ocasiones en que uno sale malhumorado del cine, y así fue después de ver esta película. Como no he leído la novela de la que procede, no sé si la desmesura está en las dos; de todas maneras, los lenguajes son diferentes. Este director realizó "Los limoneros", y allí se le veían ciertos detalles, que ahora están aquí bien a la vista y exagerados, proceden de la falta de contención, del gusto por lo extremo, que va en graduada y ascendente escala a lo imposible. Este toque folclórico, social y humanitario llega a situaciones de vergüenza: un ataúd en una tanqueta militar, por los caminos de Rumanía, conducida por un israelí. Esto es ya suficiente para marcar el tono disparatado, lejos de esa "buena película de carretera" que dice Javier Ocaña. Con los personajes ocurre igual o peor. El chico de la que va en el ataúd es un lumpen, con un dominio más que aceptable de inglés, que incluso hace de traductor; y al protagonista no se sabe qué le pasa con su familia, pero algo ocurre para que esta experiencia resulte para él "un trayecto iniciático". En fin, mejor no seguir.

domingo, 19 de junio de 2011

Hanna. Dir. Joe Wright

Según se desarrollaba la historia me daban risa esas idas y venidas de Hanna. Es una película "filobondiana", según Jordi Costa; entiendo que quiere decir seguidora de J. Bond. Tiene un punto de intriga, otro de formación de una adolescente, otro de amor paterno-filial y otro de biotecnología de ficción. Todo junto da algo raro, que va perdiendo interés y entidad, a pesar de que nos acercamos al climax final. Joe Wright es el director de "Expiación", y la recuerdo exagerada y artificial. Aquí ni sé qué busca Hanna, ni si lo que encuentra le conduce a algún lado. (espero que no sea la primera de una saga). Me quedo con las imágenes del bosque helado de Laponia y mejor dejar en el olvido esos pasajes folclóricos de relleno (otro signo de flojera) cuando Hanna está en Marruecos y en Andalucía.

Lo que opina Ana:
Mezcla de ciencia ficción y espionaje que alcanza sus mejores momentos cuando la película se aleja de la acción, se remansa y se hace más humana, cuando trata de explicarnos los sentimientos de una adolescente fuerte físicamente, pero perdida en los afectos y en las relaciones y necesitada de ellos como cualquier ser humano. Las relaciones de Hanna con una peculiar familia de "adopción" que la traslada desde Marruecos a Europa es lo más atractivo de la película. Una pena el recurso al estereotipo folclórico, especialmente visible en el retrato de una España nuevamente de charanga y pandereta, totalmente prescindible.
Lo más espectacular es, en cambio, el rodaje de las escenas de acción, donde la cámara busca narrar abriéndose a grandes perspectivas y cerrándose para encogernos y hacernos sentir atrapados.
Me pasé la película viendo a Tabby Toussaint encarnada en la protagonista, a su edad mi amiga inglesa tuvo que ser calcada a Saoirse Ronan.
Cate Blanchett borda el papel de mala, remala, fría como el hielo.

X-Men. Primera Generación. Dir. Matthew Vaughn

Admito que no soy ni especialista en este tipo de películas, ni de la saga X-Men. Fui a verla por las críticas razonablemente buenas de Jordi Costa y por un fin didáctico. Había seguido el consejo de Carlos Boyero y para ambientar la Guerra Fría vi "El Espia que surgio del frio" (1965) de Martin Ritt. Como película no la comento, como material didáctico practicamente no sirve. Sin embargo, X-Men sí. Esa ambientación melodramática de la maldad nazi en el ghetto de Varsovia y sus posteriores implicaciones hasta llegar a la crisis de los misiles de 1962 en Cuba tiene más tirón y utilidad. Dejo aparte los poderes de los mutantes, que también dan de si para ir más allá de la Historia y entrar en la ciencia ficción y en la filosofía, pero en conjunto es un material aprovechable, aunque como cine no soy un seguidor apasionado.

viernes, 3 de junio de 2011

Tournée de Mathieu Amalric



Lo que opina Ana:
La historia de la tournée es cansina y confusa, lo único interesante en esta película son los números de estas extrañas vedettes que hacen del striptease un arte en el que no importan los volúmenes, ni las celulitis incipientes. Fuera de los camerinos y especialmente de los escenarios, la película está desnortada, sus personajes sin caracterizar y poco te importa lo que les pueda pasar.

Emilio: Las buenas críticas y los premios (mejor dirección y Fipresci en Cannes 2010) me habían hecho concebir grandes esperanzas de ver una buena y peculiar película. Primero por el asunto central, el llamado "new burlesque": actuaciones de un striptease muy particular, hecho por señoras que no son el prototipo actual de belleza y con una coreografía que tiene más de irónico y burlesco que de erótico. Segundo, por la personalidad de su director, Mathieu Amalric. En la hoja informativa el director cuenta que no fue hasta el último momento cuando se colocó él mismo como protagonista principal (parece que fue por aclamación). En esto está, para mí, el mayor defecto. Acapara mucha cámara, sus historias depresivas, sus fracasos familiares y profesionales, la difícil convivencia con sus hijos, acaban imponiéndose sobre las vicisitudes de este grupo de actrices, deambulando por Francia, de teatro en teatro, sin poder alcanzar el centro neurálgico del espectáculo, París. A mi me hubira gustado mucho más ver desenvolverse a estas mujeres, conocer sus vidas y no acaparar tanto metrate el promotor, a fin de cuentas, él ni canta, ni baila, ni se desnuda en un escenario.

Midnight in Paris. Dir. Woody Allen



Comparada con Vicky, Cristina, Barcelona estamos ante una obra maestra. Desde luego es una película más sentida; aquélla parecía una obra de encargo, concluida de mala manera.

Los planos históricos, como las capas de una cebolla, van sucediéndose de forma natural, trayendo a nuestros ojos personajes célebres que hicieron de París su ciudad y al mismo tiempo, convirtieron París en la ciudad. Los años veinte, con una importante representación española, la Belle Epoque, a fines del siglo XIX, con el mundo efervescente de la pintura en torno al impresionismo, y el momento actual, encarnado por esa primera dama elegante y sofisticada, Carla Bruni. El protagonista, un americano aspirante a escritor, es el elegido para conducirnos en este viaje histórico-urbano, muy bien ambientado en sus salones literarios, sus bares , sus fiestas. Esa galería de personajes es tan reconocible que Woody Allen hace una labor pedagógica, acercándoselos al gran público. Por eso en España la película ha alcanzado el primer lugar en espectadores. De la etapa del siglo XXI suelta alguna perla sobre el Tea Party y los americanos de Bush.

Al final triunfa el amor romántico, y París bajo la lluvia se convierte en el marco perfecto.

Lo que opina Ana:
Owen Wilson se convierte en el alter ego de Woody Allen, le da la réplica de tal manera que ves al viejo director actuando a través de él, convertido de nuevo en un joven soñador.
Es una comedia optimista, entrañable, que parte del principio de que todo tiempo pasado fue mejor, pero concluye aceptando lo bueno del presente, cada tiempo tiene algo de maravilloso y puede llegar a convertirse en modélico para los que lleguen detrás. Es un canto a París y un homenaje a su vida cultural. Sigue la estela de hacer del cine una fábrica de ensueños, como ocurría en "La rosa púrpura del Cairo". Sales contento, con una gran sonrisa en los labios y eso es muy de agradecer.

El extraño caso de Angélica. Dir. Manoel de Oliveira



Entré en el cine con un poco de prevención, porque la última que vi de este director "Una película hablada" me pareció insoportable. Las buenas críticas me animaron, y me gustó. No me importan las divagaciones filosófico-metafísicas, ni siquiera la propia historia central, ese amor "fou" entre un fotógrafo y la joven muerta a la que retrata; me interesó mucho más la forma de narrar la historia. Por ejemplo, el comienzo. Con el fondo de un piano maravilloso tocado por María Joao Pires, un plano general nocturno de Oporto al lado del río, una noche lluviosa y un plano secuencia complejo, de larga duración, seguido de la entrada en escena del fotógrofo y su viaje a la Quinta donde yace la mujer. Una rara perfección poética domina todo este inicio, que se rompe, a mi entender, cuando se produce el hechizo de la sonrisa de la fenecida. Junto a esto me gusta la recreación de ambientes y, como si fuera un etnógrafo, el reportaje sobre los sachadores de vid. Estoy de acuerdo con Jordi Costa cuando afirma que es una película excepcionalmente rica, pero por los detalles, por lo que rodea a la historia principal.

Lo que opina Ana:
El arranque de la película es magnífico, evocador, cargado de posibilidades, pero cuando Angélica sonríe a la cámara se rompe el hechizo y comienza una nueva película mucho menos interesante.
Lo que más me gustó es la capacidad de recrear una atmósfera lejana, de transportar al espectador a un mundo desaparecido, pero aún reconocible para los que nacimos a caballo entre un tiempo en extinción y la nueva era tecnológica. Para mí fue como si le hubiera pegado un mordisco a la magdalena de Proust y hubiera regresado mágicamente a la infancia y la estuviera contemplando desde fuera, asistiendo a una representación teatral. El ambiente de la casa de huéspedes, el estudio etnográfico de los trabajadores de las viñas del Duero con sus cánticos, la casa solariega con su velatorio, la lluvia menuda y pertinaz, la fotografía desvaída, todo hacía pensar en un mundo muy lejano, destripador de nostalgias, de saudades en este caso. También reconocí algo del universo de Buñuel en los personajes y en las tomas, hasta en los colores.
Ya que es una coproducción en la que participa España, esta vez Manoel de Oliveira hace algunos guiños a nuestro país, citando a Ortega y Gasset, o refiriéndose a las meigas (haberlas, haylas), además de elegir a pilar López de Ayala para el papel de Angélica.