domingo, 5 de diciembre de 2010

Copia certificada de Abbas Kiarostami



Lo que opina Ana:
¡Mira que había jurado no volver a ver ninguna otra película de Kiarostami después de aquella de los cerezos en la que un motociclista se pasaba todo el metraje subiendo las curvas de una colina! recuerdo haber leído por entonces un comentario de Vicente Molina sobre la pesadez del cine asiático avalado y consagrado en los festivales europeos, pensé que cuánta razón tenía y que yo no volvería a aburrirme con ninguna otra de sus películas; pero atraída esta vez por el cambio de horizonte y por una historia de pareja que anunciaban como universal, volví a picar. Lo único grande en la película es Juliette Binoche y el entorno toscano por el que se mueve, lo demás es indigerible, ni siquiera me resultó atractivo el aliciente políglota de la cinta.
Emilio: Carlos Boyero la vio en Cannes y aguantó; aquí en Madrid, ya no pudo. David Bernal en On Madrid escribe que es una bellísima película, aunque algo petulante. Hay muchos y sabios recursos cinematográficos: planos múltiples, lenguaje en diferentes tiempos verbales, que elimina los flash-back y una Juliette Binoche espléndida, pero todo eso no aguanta la pasividad de su pareja, la mezcla insustancial de idiomas, el escaso efecto dramático in crescendo y la verborrea sin fin. Todo conduce, a pesar de la bella Italia, a una digestión pesada.