
Lo que opina Ana:
Sin duda Álex de la Iglesia es un hombre de cine, un creador de imágenes que compone planos arriesgados y atmósferas oníricas, pero en esta ocasión la película se le ha ido de las manos y es una pena, porque hay en ella momentos de gran cine. Toda la recreación del mundo circense es magnífica, hay magia, fuerza, historias y personajes que ,desgraciadamente, sólo se perfilan y acaban por perderse entre la maraña de un guión desnortado.
Sin duda Álex de la Iglesia es un hombre de cine, un creador de imágenes que compone planos arriesgados y atmósferas oníricas, pero en esta ocasión la película se le ha ido de las manos y es una pena, porque hay en ella momentos de gran cine. Toda la recreación del mundo circense es magnífica, hay magia, fuerza, historias y personajes que ,desgraciadamente, sólo se perfilan y acaban por perderse entre la maraña de un guión desnortado.
Emilio: cuando veamos el Valle de los Caídos ya no será igual. Se sentaron dos señoras a nuestro lado y hablaban antes de la película de la parroquia a la que habían ido a misa por la mañana, era domingo. Al final, ya con las luces encendidas, afirmaban convencidas que el cine español era una mierda. ¿Dónde se habían informado?
Carlos Boyero es un crítico de amores y desamores rotundos, y esta película le ha caído bien, en el lado del amor: "...volcan abarrotado de talento, subversión y alma". Yo no veo tanta perfección. Sí veo el volcán, pero que tan pronto explota por un lado como por otro, no sabes que nuevo conejo se sacará de la chistera. En la primera parte vas encajando situaciones e historias disparatadas, pero la última media hora ya se sale el agua del cazo, y se derrama. No puede uno colocar una detrás de otra todas las ocurrencias y referencias cinéfilas que hay, un freno es indispensable, y Alex de la Iglesia va cuenta abajo y sin frenos. No le para nada. Sale Franco, sale Carrero Blanco, hay coincidencias inverosímiles, y el final del drama es cine de los años treinta, claroscuros, tomas dificilísimas, la Cruz de los Caídos convertida en el Word Trade Center de King Kong.