
El director ha diseñado una puesta en escena complejísima y visualmente muy sofisticada para algo muy simple: sembrar una idea en el cerebro de un individuo, pero no a través de la persuasión y la dialéctica, sino, como un jardinero, sembrándola, entrando en el subconciente durante el sueño. Como el subconciente se defiende de esta intromisión, la película es muy violenta, pero sin agredir al espectador.
Jordi Costa escribe que es una propuesta cinematográfica situada en las antípodas del consumo rápido y fácil. Y sin embargo, está teniendo mucho éxito de público en España. Tal vez el culpable sea di Caprio. Tal vez sea la película que quiere la juventud que asimila bien esos varios niveles de realidad, como si fuera un juego de ordenador.
Yo la vi dejándome llevar, son dos hora y media, pero me parece mucho envoltorio para lo que contiene.
Lo que opina Ana:
Apabullante película de ciencia ficción en la que te sumerges de lleno desde la primera escena y de la que sales confuso, sin discernir realmente en qué mundo te has metido, ¿es todo un sueño?, ¿se ha logrado volver a la realidad? El ritmo es trepidante, la escenografía grandiosa, la idea brillante, la de adentrarse en el mundo de los sueños y controlarlos para conseguir cualquier fin, pero el final es inquietante y confuso, quizás es eso lo que quiere su creador, a mí me habría gustado más claridad expositiva.