
Inevitablemente las comparaciones se ponen en marcha, con "Celda 211" por un lado por lo del ambiente carcelario, y con "La cinta blanca" por competir las dos por el Oscar y por los premios del cine europeo. Estoy de acuerdo con Jordi Costa cuando afirma que es una película intensa, compleja y caudalosa, sobre todo esto último. Demasiado larga, da vueltas y vueltas para mostrarnos el ascenso lleno de pruebas y sufrimientos de Malik El Djebena, desde chico para todo de la cárcel ("La Central") a capo superior. A veces me pierdo y no entiendo cómo ha conseguido ese carrerón. Está bien narrada, Jacques Audiard es todo un especialista, pero me supera. En la comparación pierde, con las dos.
Lo que opina Ana:
Esta recreación del ambiente carcelario ha arrasdo en los César, como aquí lo hizo en los Goya "Celda 211", pero hay entre ambas gran diferencia. La francesa se centra en describir la forja de un mafioso, en mostrarnos cómo el aprendizaje carcelario marcará para siempre el destino de un joven de origen magrebí, analfabeto y listo como el hambre. No existe la tensión entre el bien y el mal de "Celda", de ese bien y mal sin bandos claros, aquí sí estamos de lleno entre los malos y no hay resquicios para planteamientos morales. El mundo de la cárcel está controlado por el mal, eso no tiene vuelta de hoja.
Me deja un poco indiferente, ni la historia, ni su planteamiento formal me conmueven.