domingo, 7 de marzo de 2010

Invictus. Director Clint Eastwood


Es una película bienintencionada, sin tensión, sin drama; no se puede decir sin pulso, porque está bien rodada, pero hacer de Mandela un santo tiene la consecuencia de que queda un poco como de catequesis. No hay duda que la persona es atractiva, aunque Morgan Freeman no le da ese aire jovial, pero la película desde el principio queda como un ejemplo de academicismo, sin emoción. Conste que disfruté viéndola, porque me gusta el personaje, pero como película no pasará a los más alto de la filmografía del director (Carlos Boyero incluso la cree decepcionante). Esto no es nuevo, ya me ha pasado con el "Intercambio", que pecaba de lo mismo que "Invictus", de frialdad.
Lo que opina Ana:
No siempre puede Clint Eastwood rayar la perfección. Con una producción tan prolija le ocurre como a Woody Allen que a veces les salen obras menores, aunque siempre con denominación de origen, es decir con garantía de que hay detrás un gran maestro que sabe mover la cámara y contar historias. Invictus es una de ellas, las críticas hablaban de un metraje excesivo y de falta de emoción; es cierto que desprovecha la figura de Mandela, uno de los hombres más carismáticos del planeta, que aquí aparece con poca vida, fatigado, triste, con un perfil bajo, pero él cuenta la historia que ha elegido contar, la de hacer de un mito del apartheid, el equipo sudafricano de rugby, un símbolo de la nueva Sudáfrica, y a mí me entretuvo, no se me hizo pesada. Quizá resulte demasiado fácil y bonito, evita ahondar en la realidad del país, todo sale bien y el espectador sabe que no le están contando toda la verdad.