viernes, 19 de marzo de 2010

Corazón rebelde. Dir. Scott Cooper


Película favorecida por el Oscar al mejor actor, Jeff Bridges. Es una road movie un poco sosa, pero que se ve bien gracias a que el actor que encarna a este cantante country se echa a la espalda la película y la sostiene. Conste que en general tiene buenas interpretaciones, la que menos me gusta es Maggie Gyllenhaal porque creo que su papel tiene poco recorrido, poco margen, no quiero decir que poca importancia. Las canciones se van sucediendo y sobre el fondo de "The weary kind" se despide esta historia, con un toque triste al final, necesario para seguir alimentando la nostalgia de otros tiempos, otros amores y cantarlo en una bonita balada (aunque sea por el mismo Jeff Bridges o por Colin Farrell).
Lo que opina Ana:
Una excelente interpretación, Jeff Bridges se llevó el óscar por ella este año, buena música y una historia bien contada.

La bomba del Liceo. Dir. Carles Balagué


Hay que agradecer a los cines Verdi que incluya en su programación este tipo de películas. Todo documental, medianamente que esté hecho, y en este caso está bien, es interesante. No es de los mejores porque utiliza pocos documentos de época y casi todo el peso recae en las intervenciones de las personas que hablan, que, como es lógico, no fueron testigos de los sucesos. Pero, lejos de ser cargantes, los testimonios están muy bien engarzados, casi todos, además, con ese toque de humor catalán (Eduardo Mendoza dice que algunas operas de malas justificarían una bomba). Lo que menos me gusta es la intervención de los alumnos del instituto Milà y Fontanals, debatiendo sobre la pena de muerte, parece artificial, no va con el tono de la narración, aunque sí con el tema. El Liceo se muestra espléndido, lujoso y provocativo, el blanco perfecto para aquellos anarquistas de bomba fácil. Interesante.

Un profeta. Director Jacques Audiard


Inevitablemente las comparaciones se ponen en marcha, con "Celda 211" por un lado por lo del ambiente carcelario, y con "La cinta blanca" por competir las dos por el Oscar y por los premios del cine europeo. Estoy de acuerdo con Jordi Costa cuando afirma que es una película intensa, compleja y caudalosa, sobre todo esto último. Demasiado larga, da vueltas y vueltas para mostrarnos el ascenso lleno de pruebas y sufrimientos de Malik El Djebena, desde chico para todo de la cárcel ("La Central") a capo superior. A veces me pierdo y no entiendo cómo ha conseguido ese carrerón. Está bien narrada, Jacques Audiard es todo un especialista, pero me supera. En la comparación pierde, con las dos.
Lo que opina Ana:
Esta recreación del ambiente carcelario ha arrasdo en los César, como aquí lo hizo en los Goya "Celda 211", pero hay entre ambas gran diferencia. La francesa se centra en describir la forja de un mafioso, en mostrarnos cómo el aprendizaje carcelario marcará para siempre el destino de un joven de origen magrebí, analfabeto y listo como el hambre. No existe la tensión entre el bien y el mal de "Celda", de ese bien y mal sin bandos claros, aquí sí estamos de lleno entre los malos y no hay resquicios para planteamientos morales. El mundo de la cárcel está controlado por el mal, eso no tiene vuelta de hoja.
Me deja un poco indiferente, ni la historia, ni su planteamiento formal me conmueven.

martes, 16 de marzo de 2010

An Education. Directora Lone Scherfig



A Javier Ocaña le impresionó, sino no hubira escrito una crítica tan elogiosa, con afirmaciones tales como "Finísima y sutil como cualquier episodio de la soberbia serie de televisión Mad Men".
Según se nos explica en la hoja informativa, lo que se cuenta es, al menos en parte,real; le sucedió a la periodista Lynn Barber.
La puesta en escena es propia del cine inglés por su perfección, aunque la directora sea danesa, además de la escuela Dogma. Es una película interesante, de tesis, con unos planteamientos muy claros: la mujer tiene que elegir entre depender de un hombre, viviendo y disfrutando el momento, el día a día; o estudiar y buscar su futuro, tal vez mucho menos brillante y divertido que la otra opción. Y eso le ocurre no a una chica guapa y tonta, sino guapa y lista, y ante un hombre no honesto de vida conocida, sino mayor que ella (eso es lo que más choca, sobre todo porque ella sólo tiene 16 años), de oscuro proceder y de sospechosos medios de vida. Como el título anuncia, la elección es toda una educación, por lo que enseña y por lo que demuestra que vale la educación en el futuro de una mujer en aquella Inglaterra de 1961 (o en cualquier país, me atrevería a añadir). Interesante y educativa.
Lo que opina Ana:
Comienzos de los 60, una Inglaterra que todavía sigue siendo muy tradicional. Una quinceañera brillante e inteligente encarna las esperanzas de una familia mediocre que sueña con que ella consiga entrar en Oxford como alumna de literatura inglesa, la educación parece la meta y el camino hacia el progreso, pero su historia cambiará de rumbo tras el encuentro con un hombre mayor que le abrirá un mundo de lujos y diversión muy alejado de su anodina vida anterior.
Como dice Emilio, es una película de tesis. Se plantea una idea y se defiende con coherencia hasta el final, la educación nos hace libres e independientes, especialmente a las mujeres.
No había vuelto a ver nada de Lone Scherfig desde "Italiano para principiantes" que en su momento me había gustado mucho; aquí queda muy lejana la estética del club "dogma"; la película tiene una impecable ambientación y un movimiento de cámara tranquilo. Se agradece que resuelva con optimismo lo que podría haber acabado siendo un dramón, a una chica tan lista como la protagonista, una mala elección no le podía torcer la vida.

The road. Director John Hillcoat

Al final, en los títulos de crédito, Javier Aguirresarrobe aparece en letras grandes, a pantalla completa. No es para menos.
Yo creo que esta película sería una buena continuación de "La verdad incómoda" de All Gore, llevada a su extremo más dramático y más pesimista. La sensación de derrumbe, de final de algo, tal vez de la propia especie humana, es algo epidérmico. Dos pegas, el comienzo porque no sabes ni comprendes ni sientes esa catástrofe ambiental, que luego se hace tan presente (los flash-backs que se centran en la descomposición de la vida matrimonial anterior -Charlize Theron-no encajan del todo); y el final, demasiado fácil, cuando lo más normal hubiera sido un plano general del niño solo, caminando por la playa hacia alguna parte, empuñando una pistola.
Escribe Carlos Boyero que el Oscar se degrada al haber desdeñado en sus candidaturas a los dos actores, Viggo Mortensen y el niño Kodi Smit-McPhee, y al fotógrafo. Estoy de acuerdo. Vigo, efectivamente, está feo, no puede estar de otra manera un padre devastado y temeroso, casi como una alimaña. Yago García, en On Madrid, se quejaba de la música de Nick Cave y Warren Ellis; puede que tenga razón, sólo con el silencio y el sonido del terror hubiera sido suficiente. Ahora habría que leer la novela.
Lo que opina Ana:
Después de haber visto la película no me queda la más mínima duda de que debe ser mejor la novela de Cormac McCarthy que su adaptación cinematográfica. Me resultó larga, pesada y después de tanto sufrimiento se llega a un final edulcorado que no casa bien con ese mundo apocalíptico en el que hemos estado metidos. Lo que más me gustó fue la fotografía de Javier Aguirresarobe, la recreación de un mundo gris y moribundo; la parte épica no me conmovió, me pareció lejana, demasiado fría.

domingo, 7 de marzo de 2010

Un hombre soltero. Director Tom Ford


A pesar del interés por ver a dos españoles en plantel, uno como director de fotografía (Eduard Grau, al que no vi en los títulos de crédito) y otro como actor de reparto (Jon Kortajarena), y que el compositor habitual de Wong Kar Wai colabore, esta película se queda en un intento a través de la contención y de la estética de dar salida a una dolorosa experiencia de pérdida sentimental. La comparación con el director honkonés es insidiosa. El arrebato estético de Wong Kar Wai suscita emoción, aquí gracias a Colin Firth, sino nos habríamos desenganchado casi desde el principio, con esa toma tan estéticamente forzada de un coche volcado en la nieve impoluta y una persona colocada casi con esmero debajo de él. Mucha esteticismo para comenzar, mucha pose.
Lo que opina Ana:
Lo que más me ha gustado de esta película es su cuidadísima ambientación, al estilo de la aplaudida serie de televisión "Mad-men". Uno se recrea con el vestuario, la casa y todos los detalles ¡qué decir de los cigarrillos de color violeta que se fuman Colin Firth y Julianne Moore! Es un canto a la estética, todo es bello en la apariencia aunque se esconda detrás un drama. Nos paseamos por un mundo gay culto y refinado, poblado de bellos apolos, entre los que destaca la breve aparición de Jon Kortajarena como exaltación de la belleza masculina. La dirección de fotografía es de Eduard Grau, un joven catalán que ha entrado con esta película en Hollywood. Las mujeres tienen poco protagonismo pero Julianne Moore se come la pantalla cuando le toca el turno.

Invictus. Director Clint Eastwood


Es una película bienintencionada, sin tensión, sin drama; no se puede decir sin pulso, porque está bien rodada, pero hacer de Mandela un santo tiene la consecuencia de que queda un poco como de catequesis. No hay duda que la persona es atractiva, aunque Morgan Freeman no le da ese aire jovial, pero la película desde el principio queda como un ejemplo de academicismo, sin emoción. Conste que disfruté viéndola, porque me gusta el personaje, pero como película no pasará a los más alto de la filmografía del director (Carlos Boyero incluso la cree decepcionante). Esto no es nuevo, ya me ha pasado con el "Intercambio", que pecaba de lo mismo que "Invictus", de frialdad.
Lo que opina Ana:
No siempre puede Clint Eastwood rayar la perfección. Con una producción tan prolija le ocurre como a Woody Allen que a veces les salen obras menores, aunque siempre con denominación de origen, es decir con garantía de que hay detrás un gran maestro que sabe mover la cámara y contar historias. Invictus es una de ellas, las críticas hablaban de un metraje excesivo y de falta de emoción; es cierto que desprovecha la figura de Mandela, uno de los hombres más carismáticos del planeta, que aquí aparece con poca vida, fatigado, triste, con un perfil bajo, pero él cuenta la historia que ha elegido contar, la de hacer de un mito del apartheid, el equipo sudafricano de rugby, un símbolo de la nueva Sudáfrica, y a mí me entretuvo, no se me hizo pesada. Quizá resulte demasiado fácil y bonito, evita ahondar en la realidad del país, todo sale bien y el espectador sabe que no le están contando toda la verdad.