sábado, 5 de septiembre de 2009

Mapa de los sonidos de Tokio


Ante las críticas adversas, Isabel Coixet alega que su película le ha gustado a M. V. LLosa, a M. Rivas y a J. Berger, entre otros, y que eso vale mucho más que la opinión de un crítico o de varios. Y por si fuera poco, que Adriá la ha colocado solo después de Ratatouille en lo que se refiere a las referencias culinarias. Javier Ocaña (El País, 28 de agosto) la compara con "El último tango en París", por los encuentros sexuales del hotel "La Bastille".

A mí me parece que salvo la fotografía y la música, lo demás no le va a añadir mucho prestigio a la carrera de Isabel Coixet. Sergi López hace un papel imposible, gordo y forzado. Esos encuentros sexuales carecen de líbido. Ella, Rinko Kikuchi, no puede encarnar una mujer con una doble vida tan opuesta. Los diálogos entre ellos son artificiales, duros de tragar. Las situaciones llegan como movidas por un mecanismo frío, gélido. El montaje corta sin contemplaciones tomas y las opone a otras muy diferentes.

La película se hace más bella cuando no hay palabras, y muchas veces cuando no hay personas, pero cuando aparecen se arruina. Tokio le encantó, pero sólo por eso y por la actitud contundente de una pescadera no se puede montar una película. Creo yo.
Lo que opina Ana:
Puro artificio, la directora buscó una excusa para irse a rodar a Tokio y la excusa le ha salido como el tiro por la culata; la historia no hay por dónde agarrarla, los actores no pueden mantener semejante desaguisado, Sergi López no brilla, como suele ser habitual en sus interpretaciones, bien al contrario, resulta mediocre. Sólo hay efectismo, tienes la sensación de que te han tomado un poco el pelo.