miércoles, 30 de septiembre de 2009

Amazing Grace


El director, por lo que dice la ficha informativa, contaba con que el ilustre elenco de actores británicos que interpretan la película, ayudara a conseguir una respetable rentabilidad. Pues, desde luego, en Madrid no lo va a conseguir: sólo se proyecta en dos cines, en los Cité de Manoteras y en los Verdi. Se corren pocos riesgos en la cartelera madrileña.

Es una película histórica, sobre un personaje que merece todos nuestros respectos (Wilberforce), gran luchador contra la esclavitud, pero que desconocíamos su existencia. Está bien ambientada, regular interpretada por el actor principal, Ioan Gruffudd, y dirigida sin gran genialidad, correctamente. Eso significa que no es una película para mayorías, ni que pasará a la historia del cine. Ni siquiera estoy seguro de que sirva con fines didácticos. Pero me alegro de haberla visto.
Lo que opina Ana:
Una película de correctísima factura pero sin garra narrativa. Tiene una ambientación impecable, rasgo típicamente británico, pone en escena un coro de grandes actores, aunque el papel del protagonista interpretado por Ioan Gruffudd resulta envarado, no contagia la fuerza que debió de tener el personaje histórico al que encarna, William Wilberforce, el parlamentario británico que tras una larga lucha consiguió llevar adelante la ley que abolió la esclavitud en el Imperio británico y a quien esta película rinde un merecido recuerdo.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Malditos bastardos


Ya lo decían los críticos, ésta no es una película de historia, es una peculiar visión de Tarantino sobre los nazis; pero es entretenida, excesiva y en algunos momentos de excelente cine (la venganza final de Shosanna en el cine; el travelling aéreo de este mismo personaje en ese mismo lugar, a la llegada de todos los jerifaltes nazis; el inicio, con ese engañosa imagen idílica de la campiña francesa). Ahora bien, es obligatorio verla en versión original, porque ahí está parte de la comicidad y del genio de Tarantino. Lo que más choca es que el bruto teniente Aldo Raine (Brad Pitt) se lleve el gato al agua frente al refinado Coronel Landa (Christoph Waltz). Nosotros nos alegramos de ello, porque aunque sea listo, es nazi.
Lo que opina Ana:
Un excelente guión, una gran puesta en escena, una interpretación coral magnífica, estelar la de Cristoph Waltz en el papel del cínico y cruel coronel Landa.
Arranca con un comienzo impecable y sobrecogedor de los que permanecen imborrables, está cuajada de grandes escenas, un ejemplo la del alegato final antinazi de la bella judía Shosanna Dreyfus sobre la pantalla del teatro en llamas; rebosa humor consiguiendo momentos antológicos, como los de los encuentros en la taberna o el de los "italianos" en el teatro.
Hay que verla inexcusablemente en versión original ya que juega hábilmente con cuatro idiomas, perdérselo sería como mutilar la película.

Frozen River


Película bien intencionada, con un final arreglado y aseado y una gran actriz, Melissa Leo ( de la que algunos críticos piensan que se debería haber llevado por su actuación el Oscar a la mejor actriz y no Kate Winslet). Podría tener una gran fotografía, tampoco (es normal). Se ve y ya está. Te gusta que las personas tengan ese fondo de bondad, pero la película no se sostiene sólo con eso. El verdadero asunto que recorre la historia, el contrabando de personas, es simplemente una herramienta dramática, no un auténtico objeto de análisis; son todos unos pringadillos. De todas formas, tampoco hay tantas buenas películas en la cartelera para dejar de ver ésta.
Lo que opina Ana:
Una historia que toca un tema duro y real, el del tráfico de inmigrantes, de manera frívola; no tiene garra. Lo único realmente impresionante es la interpretación de su protagonista Melissa Leo, que llena la pantalla.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Anticristo


En una pequeña encuesta que hacían en ON Madrid, una chica declaraba que lo había pasado fatal y recomendaba encarecidamente no ir a verla. Si se hace un esfuerzo y en algún momento tragas saliva, merece la pena, aunque Ana no fue.

Titulaba Jordi Costa su crónica "En un principio fue el mal", y ahí está el misterio de esta película. Según Lars von Trier, ¿en un principio el mundo y la naturaleza estaba dominado por el demonio? ¿Poseía a hombre y mujeres, sobre todo a mujeres, y los hacía servidores de su poder? ¿Eran justificadas las hogueras inquisitoriales?

Desde luego, la madre del niño, Charlotte Gaisnbourg, que va al bosque a escribir una tesis sobre estos casos ("Las mujeres de Ratisbonoa podían provocar la lluvia"), no la acaba porque, como ella dice, son solo palabras y palabras. Su escritura al final del libro, ya sin trazos legibles, demuestra que también ella está poseida. ¿Una prueba del sometimiento a satán es el sacrificio de su hijo? Todavía siento un escalofrío al recordar cuando el padre descubre el misterio de los pies deformes de su hijo.

El prólogo, en blanco y negro, con unas imágenes casi detenidas y repetidas, en planos fijos de avance narrativo, es magnífico. Dos historias se cuentan paralelamente, mientras suena la voz de una soprano. ¿Qué fragmento es? En el epílogo vuelve al blanco y negro, pero su interpretación se me escapa, ¿las once mil vírgenes?. En fin, se se aguanta, da mucho de sí esta película, ya lo creo.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Mapa de los sonidos de Tokio


Ante las críticas adversas, Isabel Coixet alega que su película le ha gustado a M. V. LLosa, a M. Rivas y a J. Berger, entre otros, y que eso vale mucho más que la opinión de un crítico o de varios. Y por si fuera poco, que Adriá la ha colocado solo después de Ratatouille en lo que se refiere a las referencias culinarias. Javier Ocaña (El País, 28 de agosto) la compara con "El último tango en París", por los encuentros sexuales del hotel "La Bastille".

A mí me parece que salvo la fotografía y la música, lo demás no le va a añadir mucho prestigio a la carrera de Isabel Coixet. Sergi López hace un papel imposible, gordo y forzado. Esos encuentros sexuales carecen de líbido. Ella, Rinko Kikuchi, no puede encarnar una mujer con una doble vida tan opuesta. Los diálogos entre ellos son artificiales, duros de tragar. Las situaciones llegan como movidas por un mecanismo frío, gélido. El montaje corta sin contemplaciones tomas y las opone a otras muy diferentes.

La película se hace más bella cuando no hay palabras, y muchas veces cuando no hay personas, pero cuando aparecen se arruina. Tokio le encantó, pero sólo por eso y por la actitud contundente de una pescadera no se puede montar una película. Creo yo.
Lo que opina Ana:
Puro artificio, la directora buscó una excusa para irse a rodar a Tokio y la excusa le ha salido como el tiro por la culata; la historia no hay por dónde agarrarla, los actores no pueden mantener semejante desaguisado, Sergi López no brilla, como suele ser habitual en sus interpretaciones, bien al contrario, resulta mediocre. Sólo hay efectismo, tienes la sensación de que te han tomado un poco el pelo.

Enemigos públicos


Dese luego las críticas no se han quedado cortas: "Es una de las mejores cosas que le han ocurrido este año al cine norteamericano" (Carlos Boyero). "Una película extraordinaria" (Javier Ocaña, El País, 14 de agosto). Pero el domingo 30 de agosto, Tomás Eloy Martínez (ídem periódico) ponía una nota de desacuerdo. Y así me fui al cine. Y me quedo con Tomás Eloy Martínez. Podría repetir como mías sus opiniones: "Esta obra no es ejemplar...cuenta una epopeya trágica con innecesaria complejidad, con demasiados relámpagos de ametralladoras Trompson(...) la distancia y la falta de emoción con que Mann ha dibujado a sus personajes transforma la película en un mero despliegue narcisista".

Yo creo que le falta algo que la haga especial, que Dillinger (Johnny Deep) sea único, que destaque por algo, que se enganche a tu memoria con fuerza, por bueno, por malo, por tonto o por listo, por lo que sea; pero no es así. La ves y no se queda, no te pide un sitio en el lugar de tus películas preferidas. Pero hay que ir a verla, aunque sea por pasar unos segundos con Clark Gable, con una fuerza que nos hubiera gustado que alcanzase Jhonny Deep.
Lo que opina Ana:
Lo mejor, su cuidadísima ambientación y puesta en escena; lo peor, su larguísimo metraje, llega a aburrir, se hace lenta, la historia no consigue mantenerte en vilo, resulta fría y distante.

Up


¿Qué hubiera pasado, se preguntaba Javier Ocaña, (El País, 31 de julio) si toda la película fuera como la primera parte? Pues no lo sabemos, pero no lo es. Los diez o quince minutos en los que de forma sintética nos presentan la historia de Carl, empezando de niño, hasta que su graciosa compañera y futura esposa lo deja solo en su casa, rodeado de tiburones inmobiliarios, son un prodigio. Pero luego, poco a poco, se pierde el impulso y se cae en la vulgaridad. Es bastante peor que otras películas de animación que he visto ultimamente: Ponyo en la orilla; Los mundos de Coraline; incluso la anterior de Pixar, Wall-E. Técnicamente es perfecta, pero no tiene la chispa, la genialidad de estas otras, tal vez buscando más público. Peor para el cine bueno
Lo que opina Ana:
No puede arrancar mejor, la presentación es magnífica, el resumen de la historia de amor entre el protagonista y su mujer, emotivo y bello; pero a partir de que ella desaparece y entramos en la aventura actual, la película pierde fuerza, se perfila para un público más infantil y no llega ya nunca a la hondura de su prólogo; te deja la impresión de haberse desperdiciado parte del talento que llega a demostrar este equipo de animadores; aún así, se ve con agrado.

Ashes of time


Para mi es la película más interesane que hay en la cartelera, pero, como dice Jordi Costa (El País), no pone las cosas fáciles al espectador. Cuando Wong Kar Wai la hizo en 1994 parece que tuvo problemas, tanto de producción como de distribución, y en 2008 ha completado lo que proyectó entonces; es, de alguna manera, la versión definitiva, la que el director asume como propia.

Como la vi a finales de julio, he perdido un poco el recuerdo inmediato. Aparte de alguna confusión cronológica en la narración de los hechos y algún personaje del que pierdes su trayectoria biográfica, la película es una apuesta arriesgada para llevar a un plano diferente las historias y los personajes de las artes marciales: el honor, el orgullo herido, el amor perdido, la soledad y la muerte. Con una fotografía"quemada", saturando al máximo los colores y buscando tomas siempre diferentes. Todo esto podía conducir a algo manierista y cargante. A mi no me lo pareció.