sábado, 10 de enero de 2009

my blueberry nights


Dicen los críticos que esta nueva película de Wong Kar-Wai es simplemente una réplica menor de sus grandes películas, 2046 a la cabeza. El estilo claro que es el suyo, la sofisticación formal está a la altura de lo esperado. Las historias son irregulares, pero las dos primeras son magníficas; tal vez porque es más fácil filmar el desamor, la descomposición interior del corazon ante el amor perdido, que la felicidad, aunque el beso final, que tanto le costó conseguir, quedará como imagen de esta película.

La presencia de Natalie Portman es poderosa y perturbadora, es como un imán para los ojos; sin embargo, su historia es la más floja, la más forzada. La banda original a cargo de Ry Cooder es otra delicia.

Puede ser que en su viaje americano, Wong Kar-Way haya perdido arrojo, pero no sabiduría narrativa. Merece la pena volver a verla.
Lo que opina Ana
Wong Kar Wai da el salto a rodar en EEUU, allí traslada su mundo y sus obsesiones y desde allí nos devuelve un film cargado con toda su estética. Se puede dilatar el tiempo entre primerísimos planos, composiciones con luces mágicas y colores vibrantes. La acción se ralentiza, todo es estética, la noche eterna, la ciudad adormecida se estremece súbitamente ante un tren fugaz y el amor palpita en el fondo de todas las cosas, el amor y el desamor. La comida, como dulce golosina, vuelve a estar presente en la pantalla.
La protagonista escapará de Nueva York y en su huída irá encontrándose con diferentes personajes y sus historias de soledad y desamor; la mejor de la película, la del ciego amor de un policía borracho por su bella mujer infiel. El viaje acabará en espiral, en un retorno feliz hacia el amor después de haber contemplado tanto pesar.