sábado, 10 de enero de 2009

el intercambio


Cuando se presentó en Cannes y supo antes de otorgarse los premios que no iba a recibir ninguno, Clint Eastwood se marchó. Carlos Boyero desde el festival mostraba su admiración por el director, por la película y por la actriz principal (El País, 21 de marzo). Varios meses más tarde se estrena en España y el crítico repite sus alabanzas (El País, 19 de diciembre). Lo único que le reprocha es que el planteamiento tenga una dualidad demasiado esquemática entre buenos y malos. El poder detenta la corrupción; los individuos deben, sino quieren sucumbir a esa red de maldades y falsedades, luchar denodadamente; sólo los más fuertes no se rinden. A Clint Eastwood le gustan estos personajes, metáfora de la filosofía americana. Yo prefiero la otra vertiente de sus historias, la del perdedor con dignidad. Esta película me ha parecido fría, no te acercas sentimentalmente al drama de esta mujer. Está todo muy controlado, muy estructurado, falta sentir la emoción del desgarro. Le sobra perfección: la protagonista siempre va impecable; las escenas se suceden con una cuidada ambientación y selección de encuadres. Este clasicismo encorseta la historia.
Lo que opina Ana:
Impecable ambientación y puesta en escena, pero demasiado larga en su metraje, se hace pesada. Esta vez el gran Clint Eastwood no ha sabido medir los tiempos, no ha sabido meter la tijera para dar más brío a una historia digna de ser contada, pero no tan prolijamente.