sábado, 31 de enero de 2009

la clase


Cuando, al comprar la entrada, nos regalaron el DVD "Hacia el Sur", penúltima película de Laurent Cantet me eché a temblar, porque no me había gustado demasiado. La recordaba como algo forzado, con escenas artificialmente dramáticas, sin coger el tono, pretendidamente reflexiva, mostrando las carencias sentimentales de las mujeres ricas del rico mundo occidental. La CLASE sí coge el tono y está muy bien rodada. Para un profesor es de obligada visión (habría que comprobar cómo la ven alumnos de otros países). Es la puesta al día de "Ser y Tener", y sin florituras.

A pesar de que el director de la película menciona el "modo particular y poco ortodoxo en que François (el profesor) ejerce su profesión", lo que éste hace entre los muros de una clase (de ahí el título en francés) es reconocible; es decir, sales del cine y te dices: ¡qué duro es es profesor!. Hay cosas que llaman mucho la atención; por ej. que se pueda apercibir o expulsar a un alumno por tutear al profesor (aquí estarían las clases vacías); que se levanten los alumnos al entrar el profesor, el suyo u otro. Estos rasgos de autoridad son aquí impensables; sin embargo, aquí no se llega, habitualmente, a los grados de tensión que provoca el profesor con sus comentarios: llamar fulanas a dos alumnas, sería un suicidio.

Los críticos se han entusiasmado con esta película, hay alguno que le otorga cinco estrellas. Sería interesante comprobar cuánto dura en las carteleras normales, no en las salas de V.O. Desde luego, espero que quienes la vean y no tengan la profesión de profesor, entiendan un poco más a qué se juega ahí dentro. Como escribía Carlos Boyero en la crónica final del Festival de Cannes (26, marzo, 2008) "Entre les murs" es una película empeñada en reproducir la vida sin adulterarla.
Lo que opina Ana:
Certera mirada a la realidad educativa de los centros públicos franceses plagados de hijos de inmigrantes que tienen una clara conciencia de su diferencia, críticos con el sistema, combativos, conocedores de su realidad social de segunda fila pero, a fin de cuentas, ciudadanos franceses. Es mínima la presencia de alumnos franceses de pura cepa, extraña no ver racismo entre los escolares, los chicos aparentan llevarse bien y no importarles su color, al menos eso parece ser la realidad de estos institutos ghetto. Con ellos convive un profesorado fuertemente concienciado, auténticos héroes que tienen muy claro que sólo una educación de calidad puede acabar con la exclusión social y permitir la integración de estos nuevos franceses, condenados si no a la marginación.
La película está bien contada, resulta fresca, fruto de estar interpretada por protagonistas reales que se representan a sí mismos. Pretende crear conciencia de la existencia de este enorme problema, uno de los verdaderos retos de nuestras sociedades desarrolladas y por ello es, además, una película necesaria.