Lleva bastante tiempo en la cartelera, y sigue, en los Golem. Cuando sabes de qué va te entra un poco de pereza ir a verla, otra película sobre el nazismo y la guerra. Ésta tiene su visión particular. Se basa en una novela de Siegfried Lenz que tiene el mismo título. No la he leído, por lo tanto no sé si sigue fielmente su historia, me imagino que sí. El asunto que plantea es interesante las obligaciones que conllevan el deber civil, el deber familiar, la obediencia ciega y los afectos personales. Y más cuando entran en contradicción. La acción se desarrolla en un pequeño pueblo del norte de Alemania, al lado del mar, en una zona de dunas. El momento, los últimos años, sino meses, de la II Guerra Mundial. El padre es un oficial de policia que sigue a rajatabla las órdenes de las autoridades nazis, y tiene su misma mentalidad. Frente a él, la libertad de un pintor, Ludwig Nansen, vecino y amigo antes, ahora convertido en un enemigo peligroso (pintura degenerada). Entre medias, el hijo pequeño del policia, Siggi, sobre el que recae el peso de la película. Está narrada de forma solvente, clásica, tal vez un poco premiosa, y deja alguna cosa sin aclarar, aunque no es importante (la vida de la hija y la libertad de que goza,frente al yugo al que somete el padre al hijo pequeño). Cuando termina la guerra, Siggi es un adolescente con muchos problemas mentales que resolver. Narrar su historia es la mejor terapia.
