Se presenta como un documental, aunque muchas veces te olvidas y crees que estás viendo una película de ficción. Es la historia de una pintora checa que vive en Oslo, Barbora Kysilkova y del ladrón que le roba un cuadro, Karl Bertil Nordland. Ella no es conocida y por lo tanto no cotizan apenas sus cuadros en el mercado. La policia descubre el robo y al ladrón, y en el juicio ella le pregunta por qué lo ha hecho. A partir de aquí comienza la narración, que es muy interesante, que deja muchos interrogantes, el principal para mi es la pregunta ¿qué hace ahí la cámara incrustada completamente en una intimidad dolorosa y desnuda de subterfugios? No puedo entender la entrega de estos personajes a un director que rueda su vida tan cerca y tan al descubierto.
