La película se proyectó en Cannes en 1996. Como explica el director al comienzo, entonces provocó un gran escándalo y fue tachada de pornográfica, sucia y obscena. Cronenberg muestra su sorpresa, aunque no le disgustan los calificativos, porque se basa en una novela de J.G. Ballard, de hecho el protagonista de la película se llama así, publicada mucho antes, en 1972. Yo estoy de acuerdo con lo que se dijo de ella en Cannes, sin que eso signifique que sea una mala película. Desde luego que no. Es pura sensualidad, sexo, desde la primera a la última toma, y en ese aspecto ninguna actriz ni actor con la atracción de la que hace de mujer de James Ballard, Catherine. La actriz se llama Deborah Kara Unger.
Lo que hace hasta cierto punto obscena o rara o extravagante a esta película es la unión de lo sexual con los accidentes de tráfico, la morbosa excitación que un choque provoca y sus consecuencias: cicatrices, hierros, o incluso la propia muerte. Hoy no creo que se pudiera rodar y estrenar. Es demasiado osada, y los tiempos no están, aunque parezca paradójico, para estas provocaciones, hechas con arte y estilo.