Lo que opina Ana: Alarde de técnica, pero falta de
épica. El director nos conduce a través de un plano secuencia al corazón de las
trincheras y a la infernal tierra de nadie durante la primavera de 1917, en el
momento en que dos jóvenes soldados británicos deben llevar adelante una
arriesgada misión, junto a ellos recorremos esos mundos arrasados del frente
francés. Sam Mendes no da respiro, te encoge ante la visión de la destrucción,
de esos campos poblados de cadáveres y ratas, pero no es capaz de salir del
bucle, de dar consistencia a los personajes. Habla de 1917, los protagonistas
parecen unos bisoños recién llegados al campo de batalla, se comportan como si
no tuvieran una larga y traumática experiencia bélica, son magnánimos con el
enemigo, ingenuos, no muestran la amargura que minaba a los soldados tras haber
convivido largo tiempo con el horror que él intenta representar. Hay momentos
dulzones que producen rechazo y algunas partes del viaje que parecen estar ahí
solo para mostrar lo bien que dominan los efectos especiales. No podía dejar de
pensar en la maravillosa “Senderos de gloria” de Stanley Kubrik, conmovedora,
un auténtico alegato contra la guerra. En esta otra película, no sabía ya
discernir si me había colado en una simple película de aventuras.
Emilio: puede que sea una de las grandes películas del año, pero a mi me pesan más las escenas, sucesos y momentos forzados, rebuscados. Uno, estamos en 1917, la artillería ya ha bombardeado de forma inclemente las trincheras, pero parecen recién hechas, todo colocado, el pasillo, los sacos terreros, las maderas de contención, los puntos de observación. Dos, el avión alemán, tenía que caer justo donde están los protagonistas, eso sin entrar en lo que sucede inmediatamente después. Tres,en una noche de perros, entre disparos, bombas, en el interior de un pueblo en ruinas, un bebé..., sin padres, vivo. Cuatro,al cabo Schofield lo arroja a la orilla la corriente del río, y justo va a dar con el batallón que estaba buscando, que está cantando, como si fuera una celebración religiosa, una canción tradicional. En fin. Creo que tengo que volver a verla.
CALIFICACIÓN: cuatro estrellas (en Metrópoli, cinco)