Me gusta mucho la atmósfera que crea a
través de una cinta grabada en blanco y negro con mucho grano, parece que el
tiempo ha retrocedido a finales de los años 50, se respira su ambiente, se
siente su luz, quizá me haya emocionado especialmente por llevarme a mi
infancia más tierna, a aquélla época para mí tan feliz. Es lo que siento al verla,
aunque yo nada tenga que ver con el universo campesino de un panadero
convertido en boxeador, a quien lo que más le preocupa en unos momentos de
fuerte presión, es mantenerse bien anclado a la tierra gracias al amor que
siente por su jovial novia que no le presiona y lo admite tal cual es, sea o no
campeón.
Emilio: aunque sea una película de festivales, tiene varios premios, es sencilla. Narra una historia comprensible, emotiva y pura. Es estar rodada en blanco y negro le otorga credibilidad. La vida de Olli Mäqui está en un momento crucial deportiva y sentimentalmente. La película tiene la virtud de contar ambas sin necesidad de detalladas explicaciones y con elipsis muy bien empleadas. El cine en esta ocasión ha sabido meternos en la vida de una personas casi como si fuéramos sus contemporáneos