Se ha destacado el sereno clasicismo y equilibrio cinematográfico de esta historia de amor y lucha. Relatada sin estridencias, no hay violencia física, hay rabia contenida, determinación y una gran historia de amor. Tal vez sobren algunos primeros planos de los protagonistas.
Bien contada y clara, clara. Viendo esto de sólo hace 50 años te puedes imaginar la existencia de Trump. La superioridad del blanco ignorante, zafio y cerrado. La esperanza que te da es que en ese país siempre ha habido luchadores que han hecho avanzar la igualdad y el respeto a los hombres. Esperemos que ahora también den un ejemplo. Ir a verla casi es una obligación.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
EEUU 1958, una pareja formada por una
mujer negra y un hombre blanco que se
quieren, ése es su delito. Por entonces todavía no estaban permitidas las
uniones interraciales en Virginia, donde ellos viven. Este es el argumento que
desarrolla una historia real, la de esta pareja, decidida a seguir juntos
aunque les cueste el destierro y que acabarán convirtiéndose en abanderados de
la lucha por los derechos civiles contra el estado de Virginia.
El director marca un ritmo emocional,
pero no se apasiona, quiere presentarnos una historia real y lo consigue, no
hace juicios de valor, se limita a que sean los hechos y los personajes los que
compongan el marco histórico y nos lo lanza a la cara en un momento en el que
la situación de los EEUU parece retroceder en cuanto al valor de sus ciudadanos, cuando parece justificarse la
desigualdad por la superioridad de una parte de la población, la de los wasp
renaciendo poderosos tras el paréntesis, tras la ilusión óptica producida por
la llegada a la Casa Blanca de un presidente negro.