La vi dos veces, una antes del puente de la Constitución y otra después. La primera vez, a las cuatro de la tarde, la presentaron el director y el productor, llenos de entusiasmo y muy agradecidos de la respuesta que estaba dando el público. Sin duda el protagonista del documental es José Mujica. Su mensaje claro, sencillo y elemental te parece una utopía: respetar la vida, disfrutar de ella, convivir sin explotar, no sucumbir al consumismo. Su forma de decirlo, sin falsos magisterios, con convicción es irrefutable; y sin embargo, es imposible. Las imágenes acompañan el mensaje desde muchos lugares (parece una producción grande y no lo es, las imágenes son de otras procedencias que ellos han tomado y ensamblado muy bien en el documental). Y hay tres historias principales, una en España, de un desahucio, otra en la frontera de Melilla, en el monte Gurugú (la más auténtica para mi) y otra en Japón.
Comentaba con el productor una vez vista la primera vez que me gustaría comprobar la reacción de adolescentes, el mensaje sobre todo debe calar en ellos.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Documental que reflexiona sobre las
relaciones humanas, sobre nuestra condición de seres sociales. Las sabias
palabras de José Mujica, ex presidente uruguayo, son una reflexión humanista
sobre la condición humana.
Se estructura siguiendo las vidas de
gentes muy diferentes, todas afectadas por el sistema, unos escapando de la
miseria, tratando de entrar en Europa para mejorar sus vidas; otros en Madrid,
sufriendo el acoso del sistema, desahuciados y comprendiendo que su fuerza está
en la colaboración, en el grupo y por último, una pareja de ejecutivos
japoneses que sufren el vacío de una vida sin alicientes, alienadora. Las
cartas están echadas, cada espectador debe pensar en cómo poder ganar la
partida.