Tardé en ir a verla. Recibió críticas moderadas ( dos o tres estrellas). Boyero escribió que era una película buena "a secas". No sé qué diferencia hay entre a secas y no a secas.
A mi me parece una película mala. Y ya está. Mala por pretenciosa y grandilocuente, por tener un guión horroroso, y por no saber elegir el punto narrativo. No sabe decantarse ni por lo antimilitarista, son muy poco creíbles sus personajes, ni por lo patriótico, porque traería a la memoria la película del franquismo (Antonio Fernández-Román, 1945). Y hay escenas sonrojantes: la de la chica filipina que canta habaneras, enseña su desnudez y hace el amor en público es, aunque fuera cierta, tan de telefilme malo que con eso solo tendríamos para enjuiciar toda la película, pero hay más, bastante mas.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Desde el primer momento sentí que acababa de
sentarme a ver una bazofia, a pesar de toda su envoltura, de su fotografía y
planificación de alto coste. En cuanto aparece la “puta” filipina, me entraron
ganas de marcharme del cine. El lenguaje es anacrónico, los personajes no se
analizan con su realidad de 1898, no encajan vistos con una perspectiva de
comienzos del siglo XXI, todo chirría.
Parece que el director ha pensado “contrato un
buen plantel de actores que se pongan al frente, me gasto una pasta gansa en la
producción y ya está hecho”. Pues no es así, da mucha rabia que se despilfarre tanto
en una película que en nada mejora a aquella
primera de época franquista, que al menos dejaba claras sus intenciones:
hacer una loa sin mesura al sentimiento nacional, pero al menos cuando
escuchábamos la habanera, podíamos disfrutarla.
Sólo me gustó el gran Karra Elejalde, que
consigue darle algún brillo a tanta desmesura.