Ya sólo la dan en una sesión en los cines Golem. Es una película aparentemente sencilla. Narra la historia de un matrimonio separado con un hijo de once años. El padre no lo acepta del todo, la madre duda, y el hijo querría volver a verlos juntos. Después se abren las relaciones profesionales y las familiares y aquí aparece la abuela paterna, un personaje conocido de otras películas del director, que interpreta maravillosamente la actriz Kirin Kiki. El recuerdo del padre muerto del protagonista es una sombra siempre presente, para bien y para mal.
La grabación de la parte final en la casa diminuta de la madre es un prodigio de adaptación.
Cine de sentimientos, de vidas cotidianas, de rupturas y de personas a las que les cuesta madurar. Dice el director que es la obra que más refleja su propia historia. A mi me han gustado más otras películas suyas.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Kore-Eda presenta su última película
como la más autobiográfica de todas sus realizaciones. Vuelve a encontrarse con
sus actores fetiche, entre ellos la excepcional Kirin Kiki que encarna otra vez
a la madre anciana con toda su fuerza expresiva.
Es una historia menuda, ves pasar por
ella la vida, no hay grandes tramas. Es un retrato familiar, con los personajes
muy bien descritos y con valores universales, fácilmente comprensibles en
cualquier lugar del mundo, por encima de rasgos culturales diferentes que puedan
velarnos su comprensión.