Nada se puede decir en contra de esta película. Puede que no apasione, pero su desarrollo, su tempo narrativo y su interpretación son notables (recibió dos premios en Berlín, el Oso de Oro entre ellos). El director hace confluir hacia el climax final dos historias: la relación rota entre la madre y el hijo (éste sólo tiene que poner caras y mostrar su debilidad insumisa, porque casi no habla), y la del accidente mortal que ha provocado el hijo. El escenario de este punto es la casa de la víctima, con la confesión a tumba abierta, no de la madre del chico atropellado, sino de la madre del hijo atropellador, y ahí la actriz Luminita Gheorghiu en el papel de Corneli está magistral.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Drama psicológico que va creciendo
según avanza la película, sometida a un ritmo minucioso y descriptivo que nos
presenta una parte de la realidad de la sociedad rumana actual, sus tensiones,
sus corruptelas y latiendo entre ellas los conflictos humanos. Hay muchos
primero planos psicológicos y una estética anclada en un pasado grisáceo que
habla de un mundo muy alejado del de nuestra realidad, la de un país de la
Europa Occidental. A pesar de moverse en esferas adineradas, entre gente con
una buena posición económica, los ambientes no son refinados, falta elegancia,
belleza, lo que contribuye a hacer más
cutre la percepción del país.