sábado, 15 de febrero de 2014

Nebraska. Dir. Alexander Payne

Los miércoles de cine traen eso, llenos, palomitas y tardones, y suerte si no te cae al lado un paliza o directamente un idiota, con perdón.
Bueno, no sé por qué Boyero tuvo que redescubrirla aquí después de verla en Cannes; lo entiendo con la "Gran Belleza, por el barroquismo y la propuesta insólita de Sorrentino; pero esta no esconde nada, se ve desde el principio su alma. Una estética austera, de blanco y negro, pero cuidada, fundamental para dar el tono; un ritmo lento y pausado; y un viejo ruinoso y cabezón, casi autista en su enfermedad, que quiera cumplir el sueño de su vida y cobrar un premio que solo él se empeña en creer. Un Homero moderno, escribe Roberto Piorno. Más bien una road movie poblada de seres al borde de la historia, perdidos en lugares remotos, anclados en sus recuerdos y sin futuro aparente. Esta familia, la del protagonista, que inicia el viaje, nos da cuenta de todo esto con humor y con un mensaje que permite salir del cine reconfortado al comprobar que los sueños se cumplen, aunque el premio sea una trampa. Y el magnifico Bruce Dern, en el papel del protagonista, Woody Grant, luce orgulloso su hazaña. Cine grande y sencillo.
Lo que opina Ana:
Se trata de una road movie muy especial, contada con una estética fotográfica que retrata en blanco y negro los paisajes desolados, a veces de una enorme belleza y la dureza de un medio Oeste americano azotado por la crisis y con una población envejecida.
No falta el punto de humor para suavizar lo que se avecina como un drama, en este viaje de despedida entre un padre y un hijo que han estado mucho tiempo alejados. Magnífica la búsqueda de los dientes entre las traviesas del tren.
Los personajes van ganando fuerza y matices, con pocas palabras se va perfilando un mundo de perdedores al que le va como anillo al dedo esa estética sobria en blanco y negro. Hay mucha crueldad e hipocresía que aflora cuando los lobos  se preparan para el ataque al oler un posible botín.


domingo, 9 de febrero de 2014

El lobo de Wall Street. Dir. Martin Scorsese

A la tercera fue la vencida, las dos anteriores no había entradas y en esta, viernes última sesión, estaba lleno el cine y la gente entrando tarde (¡qué poco entienden de cine!).
A Scorsese le gusta alargar las películas y embrollarlas un poco. Tres horitas dura y podría haberse acortado bastante. Sobran tramas y episodios: el viaje a Italia, la aparición del padre del protagonista, lo largo que es el pufo de los zapatos...
Está presentada en varios planos de narración: en primera persona universal, sin un destinatario concreto; en primera persona, dirigida expresamente a nosotros, mirándonos; y en ocasiones como si se trasmutara a una tercera persona. El guión casi no tiene bajones, y la puesta en escena no ahorra medios: fiestas, mansiones, oficinas miserables y oficinas de primera clase y multitud de extras. Un grupo de actores solvente, con Leonardo di Caprio en estrella indiscutible.
Termina la película y te haces preguntas, ¿quería Scorsese aleccionar o solo mostrar? ¿Sale el público asqueado o admirado? Lo que está claro es que el sistema capitalista desbocado sigue, y aunque caiga un lobo de estos, la manada está libre, e incluso este ejemplar está dispuesto a reiniciar la cacería de los dineros de todo el que pique, sea rico, pobre o mediopensionista. Pero, ¿no hay alternativa? Scorsese parece decirnos que no.
Lo que opina Ana:
Larga pero con ritmo, Scorsese saca lo mejor de Di Caprio que borda el papel  de este degenerado corredor de bolsa, capaz de amasar una fortuna en dos días para dilapidarla en una vida consumista y vacía. Junto a él  toda una pandilla de descerebrados que le siguen a coro como a un predicador. Lo que da miedo es pensar que esos valores de culto al dinero y al despilfarro, con un desprecio absoluto hacia la ética, serían el modelo a seguir para mucha gente. No hay más que pensar en Berlusconi y atar cabos.


Al encuentro de Mr. Banks. Dir. John Lee Hancock

No entrará en la historia del cine. Película entretenida, más por ver los rasgos biográficos, suavizados, de la autora de Mary Poppins, P. L. Travers, y de Walt Disney, que lucho denodádamente para conseguir los derechos y hacer la película. Cuenta con dos actores de relumbrón, Emma Thompson, que hace muy bien su papel de arisca e intratable y peor cuando se ablanda y humaniza un poco. Y Tom Hanks en su personaje de ganador, con un fondo de niño pobre que se ha hecho a sí mismo, hasta convertirse en un icono.
De Mrs. Travers es de quien más se presenta su biografía. Niña australiana, enamorada de un padre maravilloso pero alcoholizado hasta la perdición (Colin Farrel no termina de encajar en el papel, sobreactuado). Se hizo Mary Poppins y aquí vemos lo que costó. Ideal para ver en familia un domingo por la tarde, lo peor es que es cuando son las entradas más caras. Habrá que esperar a que la comercialice en vídeo.
Lo que opina Ana:
Para los que de niños vimos maravillados Mary Poppins  se abre aquí otra visión de la película, nos metemos en las entrañas del proyecto, conocemos a los hombres que lo hicieron posible y lo vemos con agrado, a pesar de que esté bastante endulzado, siguiendo el estilo de la propia Mary Poppins.
Lo mejor de todo son las interpretaciones, el duelo entre Tom Hanks como un entrañable Walt Disney que, al parecer, dista mucho de corresponder con el auténtico personaje y la cascarrabias Emma Thompson  representando a la Sra Travers que, también aparece muy suavizada con respecto a lo que cuentan fue  su verdadero carácter, es magnífico, pero todos los secundarios están  también estupendos.
La película recurre a los flash backs para desvelarnos los terribles traumas infantiles que explican la personalidad de la protagonista, así que viajamos continuamente de los 60 en California y Londres a los primeros años del siglo XX en parajes remotos australianos.

Lo más logrado la ambientación y el espíritu y entrega del equipo que trabaja para Disney. 

Nymphomaniac II. Dir. Lars von Trier

Y aquí está la segunda parte. Si en la primera, la secuencia de Fibonacci tenía un punto divertido, en esta está degradado y es humillante.
En esta segunda parte forzada por razones comerciales (ahora entiendes mejor la aberración de separarlas), no hay concesiones. El director busca llegar al límite de esa sensación de anomalía, de aislamiento, de soledad. Incluye la maternidad, que es incompatible con ese propósito irrefrenable del sexo continuo, incluye un episodio raro de adoctrinamiento, que acaba en traición e incluye la vejación física. Pocas veces se te permite cambiar el rictus de pesadumbre (y a mi lado dos homosexuales dándose besitos. En fin...).
Acaba como peor podía hacerlo, sin esperanza. Aquí quería llegar von Trier. Y también a que todos somos pecadores, todos caemos en el deseo.
Lo que opina Ana:
Aunque debieran verse de un tirón, la historia de Joe se retoma con facilidad. Emilio salió pensando que Lars von Trier había elegido el peor de los posibles finales, con ello viene a demostrar que no le va a dar tregua a su protagonista, no quiere concederle ningún respiro, no la va a dejar descansar al fin. Vida trágica sin redentor.

The Grandmaster. Dir. Wong Kar-Wei

Rodar algo fácil y simple debe ser imposible para Wong Kar-Wei. La estética como valor supremo en la presentación de los dramas humanos, de los conflictos interiores, de la defensa del honor, de la pasión no comunicada.
La historia del maestro de kung-fu, Ip Man es desde el principio compleja por lo que significa de sublimación de las artes marciales, no en su aspecto físico simplemente, también y sobre todo, espiritual y metafórico, aunque la filosofía solo se reduzca a dos palabras que resumen la práctica de estas artes: horizontal y vertical. No caer al suelo es el eje que hay que mantener. 
Viendo la película es mejor dejarse llevar por las imágenes y que vayan fluyendo esos principios filosóficos en la historia de los dos personajes principales, el maestro del sur y la hija del maestro del norte. Solo en una sala de cine, si no te tocan vecinos molestos, se puede disfrutar plenamente la belleza de las coreografías, de la puesta en escena, en interiores y exteriores, y de la música y dar gracias de que el cine siga existiendo.
Lo que opina Ana:
Imágenes de una belleza cautivadora, impresionante escena de lucha en la estación de tren, con ambiente Ana Karenina, sólo por verla merece la pena haber rodado la película. Como siempre ritmos medidos, lenguaje gestual  elegante, escenografía primorosa. Y también como siempre, mensajes crípticos que se nos escapan, bien por razones culturales, bien porque falta claridad  expositiva. El contexto histórico es a veces impreciso y te pierdes, no sabes muy bien quiénes eran estos luchadores y qué les sucedió.

Un regalo para los sentidos, aunque no entiendas todas las claves semánticas.

Agosto. Dir. John Welles

Ana dice que es una puesta teatral en cine; yo creo que tiene hechura teatral, no en vano su origen está en una obra galardonada con el Pulitzer a la mejor obra dramática en 2008, pero su presentación es cinematográfica, por el movimiento de los actores y el lugar donde se coloca la cámara (empieza, por ejemplo, con un contrapicado un tanto forzado), y por la cantidad de exteriores que dan salida dramática y descargan la tensión de los interiores (la casa, los coches). 
Es casi una apuesta ganadora: una buena materia prima y unos actores de primera, a los que dirige, gobierna y putea Meryl Streep en el papel de Violet.
Algunos críticos la comparan con las obras de Shakespeare, seguramente está más cerca de Tennesse Willians (Jordi Costa), llevando al medio oeste americano una tragedia griega, que muestra la podredumbre y las miserias de las relaciones familiares, pero al mismo tiempo, también lo difícil que es cortar esa cadena. El final abierto sobre el futuro de la hija más parecida a la madre y más opuesta, Julia Roberts, así lo demuestra.
Lo que opina Ana:
No puedes ni un momento despegarte de su raíz teatral, creo que debería haberse quedado en el escenario y no saltar  al cine. Lo mejor las dos hermanas mayores, la madre y la tía de la familia, Meryl Streep  y Margot Martindale que sobresalen entre un plantel de grandes actores y actrices.